María Vicenta Hernández Álvarez (coord.). (2018). Escritoras de la modernidad (1880-1920). La transformación del canon. Granada: Comares.

 

Lilia Granillo Vázquez[1]

 

La publicación de Escritoras de la Modernidad (1880-1920) se enmarca en el proyecto de investigación financiado por la Conserjería de Educación de la Junta de Castilla y León y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (SA019P17) titulado Escritoras Inéditas en español en los albores del s. XX (1880-1920). Renovación pedagógica del canon literario, dirigido por la profesora de la Universidad de Salamanca Milagro Martín Clavijo.

Componen el volumen, de 164 páginas, dieciocho capítulos sobre escritoras de lengua italiana, inglesa y alemana inéditas en español hasta la fecha, y sobre algunas escritoras de lengua castellana que se incorporaron al mundo editorial en los últimos años del siglo XIX y primeros años del XX, pero que permanecieron al margen del canon y fueron olvidadas por la historia literaria. Muchas de ellas escribieron en periódicos y revistas de la época. Se trata de escritoras profesionales que fueron valoradas y gozaron de visibilidad en la sociedad de su tiempo; a menudo, desafiando las convenciones que se les habían impuesto, se implicaron a favor de derechos como el voto, el divorcio o el aborto. Aunque algunas han sido pioneras en temas, géneros o estilos de escritura, la crítica que las ha valorado lo ha hecho encerrándolas en los temas y géneros menores que tradicionalmente estaban reservados a las mujeres.

Se trata de autoras poco estudiadas y muy poco traducidas a otras lenguas. Escritoras de la Modernidad (1880-1920) quiere abrir una brecha en este encierro, presentar sus escritos a la comunidad lectora del siglo XXI; ofrecer una muestra, en algunos casos “un aperitivo”, en fragmentos traducidos al castellano los autores de algunos de sus capítulos.

Irene Scampuddu en “Il percorso letterario di Amalia Guglielminetti a caballo tra il XIX e il XX” se acerca a la obra de Amalia Guglielminetti (1881-1941), una autora italiana poco reeditada en Italia y prácticamente inédita en España.

En “Las vagabundas: Sibilla Aleramo y Amalia Guglielminette”, Mercedes Arriaga Flórez relaciona a Amalia Guglielminetti con Sibilla Aleramo, dos escritoras que se alejan del modelo de mujer tradicional para acercarse al de la nueva mujer modernista. Mujeres emancipadas, excepcionales e intelectualmente libres al precio de la marginalidad, la soledad y la incomprensión, pues se presentan como anti modelos con respecto al ideal de la educación femenina. Son vagabundas, peregrinas, soñadoras, que se contraponen al encierro de la mujer doméstica y domesticada, aunque deban convivir con el fantasma de la locura acechándolas.

Salvatore Bartolotta y María Gracia Moreno analizan la obra de la Annetta Ventura, feminista moderada, una de las autoras más productivas de su tiempo; escribió más de 150 obras didácticas: novelas y relatos educativos para niños y niñas.

La escritora sarda Grazia Deledda, premio nobel de literatura en 1916, es presentada por Nadia la Mantia como una muestra de estrecha relación entre escritura y enseñanza, pues Deledda pensaba que la escritura era un instrumento para romper la barrera del analfabetismo. Piero Mura se acerca también a esta autora como creadora de un canon, el de la moderna literatura sarda en lengua italiana. De la relación de la pedagogía con la literatura también se ocupa Sara Velázquez García al analizar esta interacción en la obra de Ida Baccini, escritora, periodista y maestra, a la que presenta como precursora de Collodi o De Amicis.

El capítulo firmado por Yolanda Romano, “Escritoras y personajes femeninos en los albores del giallo italiano: Carolina Invernizio, Matilde Serao y Erminia Bazzocchi”, presenta y compara a tres autoras que, desde distintas perspectivas, fueron también precursoras en el género policiaco y en la novela negra, un terreno hasta entonces poco transitado por las mujeres. Estas escritoras alcanzaron el éxito escribiendo sobre delitos, asesinos, venganzas, casos judiciales. Es Carolina Invernizio quien en su novela Nina la poliziotta diletante (1909) crea la primera mujer investigadora de la narrativa policial italiana.

En el capítulo dedicado a “La narrativa de Annie Vivanti: reescribiendo la imagen de la mujer serpiente”, María Burguillos Capel estudia la evolución del motivo modernista de la mujer fatal en varias obras de esta autora, Circe (1912), Naja Tripudians (1920) y Sorella di Messalina (1922) donde también se vislumbra la transgresión del orden vigente, aunque mantiene la asociación entre tentación y destrucción que encarnan estas mujeres.

Otra escritora que también construye su mito personal es Ada Negri. Antonella Cagnolati lo estudia en “Poetizando su propia vida: Fatalità y Tempeste de Ada Negri”. Fatalità (1892), su primer libro de versos, se convirtió en un éxito editorial y se tradujo a diferentes lenguas; Negri, con quien se creó el mito de la poeta inculta que cantaba el dolor de los oprimidos, critica la deshumanización de la clase trabajadora en las fábricas, y se percibe a sí misma como parte integrante de la muchedumbre proletaria.

Sobre Anna Franchi (1867-1954), firma un esclarecedor capítulo Milagro Martín Clavijo: “La narrativa de Anna Franchi a caballo entre el siglo XIX y el XX: los relatos de Dulcia tristia”. Periodista y escritora prolífica, comprometida en la lucha por la emancipación de la mujer, en Dulcia tristia Ana Franchi privilegia la descripción del ambiente aristocrático-burgués al que pertenece, pero no se conforma con las convenciones, decide subvertir los estereotipos y los papeles asignados a cada sexo, reclama la acción para las mujeres, su admisión en el mundo del trabajo. En “Arte-Amore”, la escritora levanta los dos pilares de la emancipación femenina: Arte, la realización personal en la esfera pública y Amor en la privada.

El capítulo de Barbara Meazzi propone un acercamiento a la revista italiana La Donna, a sus ideas sobre la emancipación de la mujer, el derecho al voto, los primeros congresos internacionales de mujeres y la Primera Guerra Mundial.

Completa este panorama sobre las escritoras italianas de entresiglos un capítulo dedicado a la crítica de la época, “Verso un canone plurale. Le scrittrici nella critica di Giuseppe Antonio Borgese”. Mauricio Capone alude a los cuatro volúmenes de ensayos publicados por el crítico entre 1910 y 1915, donde se incluían algunas de las escritoras que ahora también recupera Escritoras de la Modernidad (1880-1920): Ada Negri, Matilde Serao, Annie Vivanti, Grazia Deledda y Amalia Guglielminetti.

Las autoras de habla inglesa que visita Escritoras de la Modernidad (1880-1920) son Charlotte M. Yonge (capítulo firmado por Alejandro Camacho González), escritora prolífica y, sin embargo, ausente del canon. Cornelia Sorabji’s en el capítulo “Contesting seclusion from Letters: Cornelia Sorabji’s early writings on Purdah (1902-1903)”, donde Jorge Diego Sánchez, profesor de la Universidad de Salamanca, presenta la obra periodística temprana de esta escritora sobre el purdah –reclusión de las mujeres en el ámbito público y privado - y analiza con precisión las implicaciones políticas, la conciencia de género de la autora y su deseo de cambio social.

La escritora Kate Chopin, su obra La Tormenta y su posición en el canon americano corre a cargo de la profesora Teresa Gibert. El texto de La Tormenta se estudia hoy en numerosos cursos universitarios, ha recibido una considerable atención crítica y ha sido traducido a diversos idiomas, también al español. Teresa Gibert compara el recorrido de La Tormenta con El Despertar (1899), su novela más famosa en la actualidad y la que setenta años después de su publicación le ha asegurado a Kate Chopin un lugar en el canon de la literatura norteamericana.

María Elena Jaime de Pablos se ocupa de la obra de la escritora irlandesa Mary O’Donnell y de la oportunidad de su presencia en el canon literario irlandés contemporáneo.

Solamente encontramos una escritora de lengua alemana, Emmi Lewald, a la que Juan Manuel Martín Martín se acerca brillantemente en el capítulo titulado “La imagen de la escritura y los conflictos femeninos en la obra de Emmi Lewald”. Emmi Lewald forma parte de ese pequeño grupo de mujeres que intenta construir una nueva identidad femenina, redefiniendo su posición en la sociedad. Publicará bajo seudónimo obras que pueden clasificarse como “novelas de artistas”: El libro del destino e Hijos de la época. Se revela cómo la Modernidad atraviesa las dos novelas y contextualiza el comportamiento de los personajes protagonistas dedicados a la literatura.

Dos capítulos en este volumen se ocupan de la literatura en español, el que firma Jesús Framiñán de Miguel sobre Lucía Sánchez Saornil: “De la periferia al centro del canon: Lucía Sánchez Saornil en la antesala del 27”, donde analiza con agudeza el recorrido de la producción de esta poeta hasta que llegó a ser reconocida por la crítica como representante del ultraísmo en el canon de la vanguardia poética.

Claudia Adriana López Ramírez se ocupa del canon literario y de la presencia femenina en las revistas decimonónicas en México, con especial atención a la revista La siempreviva y a tres escritoras relevantes: Rita Cetina, Gertrudis Tenorio Zavala y Cristina Farfán.

Aunque el elenco es amplio, Escritoras de la Modernidad (1880-1920) solamente presenta una pequeña muestra de mujeres escritoras que merecen hoy ser reeditadas, traducidas y, sobre todo, leídas y conocidas.



[1] Universidad Autónoma Metropolitana, liliagranillo@gmail.com