Ward, Mark. (2017). The Lord´s Radio, Gospel Music Broadcasting and the Making of Evangelical
Culture, 1920-1960. Jefferson:
McFraland & Company,
Inc., Publishers.
José Antonio Abreu Colombri[1]
Recibido: 2020-03-20
Aceptado: 2020-07-22
Los fenómenos
derivados de la radiodifusión cristiana estadounidense no han recibido toda la
atención que merecen por parte de los investigadores de los estudios históricos
y de la comunicación social. No suelen ser muchos los especialistas que dedican
su tiempo a sumergirse en los contextos de la comunicación cristiana. Aunque
esta es una de las temáticas clave para comprender la regeneración ideológica
del conservadurismo protestante, la estrategia misional de las organizaciones
eclesiásticas, la difusión de los elementos culturales tradicionales y la capacidad
de gestión institucional de los movimientos activistas congregacionales. En
Canadá y los Estados Unidos existe una comunidad de investigadores muy
reducida, compuesta por un elenco académico fácilmente identificable. El autor
Mark Ward Sr.[2]
es uno de los perfiles académicos más reconocibles desde hace décadas, por su
gran cantidad de publicaciones y su febril labor de cooperación en eventos
científicos.
El libro tiene un título bastante descriptivo: Lord´s Radio, Gospel Music
Broadcasting and the Making of Evangelical Culture,
1920-1960. Publicado en Jefferson (Carolina del Norte) por McFarland &
Company, Inc., Publishers[3]. Se
compone de 295 páginas, repartidas a través de un apartado de agradecimientos,
el prefacio, la introducción, cinco capítulos, el epílogo, un capítulo de
notas, las fuentes documentales y los índices. Los contenidos encajan
perfectamente en la secuencia investigadora del profesor Ward, tanto por el
formato metodológico como por el espectro temático. Los primeros cuatro capítulos
se vertebran sobre una secuencia temporal, ordenada por décadas. El quinto
capítulo se centra en la producción intelectual cristiana no convencional y el
proceso creativo de canciones evangelizadoras, mediante casos de estudio
prácticamente inéditos. Desde el punto de vista metodológico el libro es
impecable, en cada página se puede percibir el trabajo minucioso realizado por
el autor.
En la introducción se bosquejan las trayectorias de los movimientos
protestantes y las corrientes de pensamiento filosóficos, desde la fase
colonial hasta el momento presente. En un intento de clasificar los factores
clave para la comprensión de todo lo acontecido en la gran familia cristiana
estadounidense con motivo de la irrupción de la comunicación electrónica. Se
realiza un notable énfasis en todo este apartado para definir conceptos y
términos de la historia y la cultura cristiana y para dotar de mayor fluidez a
los capítulos que componen el cuerpo del libro. Ese esfuerzo es realizado a
través de un repaso de los momentos de transformación y adaptación. Las
reflexiones historiográficas abordan cómo ha evolucionado la percepción sobre
los esfuerzos misionales y las retóricas confesionales a través de las grandes
obras de referencia académica de las últimas décadas y poseen una fuerte carga
de síntesis teórica.
El primer capítulo, “The Twenties.
Prophets and Pioneers”, aborda
la fase inicial de la radiodifusión cristiana estadounidense. Posiblemente, es
el periodo más difícil para la investigación. El profesor Ward sortea el
problema de la ausencia de fuentes y establece unos referentes comparativos
para encarrilar el relato histórico. En estas líneas se habla del caos técnico
en el que tuvieron que desempeñar su labor comunicativa los predicadores visionarios
de aquel momento. La investigación constata como las ondas radiofónicas fueron
cauce de rituales y sermones en aquellos primeros años. Los estudios de
grabación también contemplaban la necesidad de incluir a las manifestaciones
culturales de la comunidad eclesiástica: música, canciones y elementos de
tradición oral decimonónica. Los mensajes musicales se convirtieron en uno de
los recursos más utilizados en la comunicación especializada en temática
religiosa.
“The Thirties. Preachers and Programs” es el
título del segundo capítulo. Al contrario que en la década anterior, los
predicadores y los profesionales de la comunicación tuvieron que desempeñar sus
funciones dentro de estructuras empresariales complejas y en un contexto de
emisión regulada por la legislación federal. Los años dorados de la
radiodifusión estadounidense conformaron un periodo del crecimiento de las
estrategias empresariales, en el que cada vez existía menos tiempo para la
improvisación. Los predicadores con presencia radiofónica actuaron como
representantes de colectivos confesionales, la labor pastoral se desarrollaba
dentro de una especie de consenso y la edición musical buscaba alcanzar y
agradar al mayor número posible de consumidores de la programación radiofónica.
Se buscó la creación de productos radiofónicos destinados a públicos de
diferentes franjas de edad y tendencias religiosas. Las lecturas bíblicas iban
acompañadas de interpretaciones comedidas y reflexiones contractuales a la
sociedad de la década de 1930. Había muchas voces contrarias a esta forma de
hacer radio, que fijaron nuevas estrategias de evangelización fuera de los
circuitos de producción radiofónica.
La década de 1940 fue un periodo de grandes transformaciones para la
radiodifusión cristiana. A principios de la década, el modelo de consenso y
moderación, construido por la estructura de representación del Consejo Federal
(después Nacional) de Iglesias, siguió teniendo mucha vigencia. A mediados de
la década, los excluidos de las ondas se organizaron a través de una fuerte red
de instituciones de cooperación y convenciones confesionales. Esas voces, que
habían permanecido en la exclusión hasta ese momento, estaban posicionadas en
su mayoría dentro del sistema de creencias del protestantismo reformado. En
este sentido, el tercer capítulo, “The Forties. Crusades and Conventions”, tiene un título bastante descriptivo y
sincrético. El cambio ideológico de la sociedad estadounidense a finales de la
década, motivado por los nuevos escenarios políticos y geoestratégicos, supuso
el caldo de cultivo perfecto para la propagación del discurso de los
predicadores evangelistas. Su modelo comunicativo fue abriéndose paso
lentamente y se convirtió en una herramienta de la evangelización y la
propagación de un nuevo modelo cultural cristiano, que tenía unas
interpretaciones diferentes de la tradición y el concepto de moral. En este
nuevo formato de producción de contenidos radiofónicos, la música se utilizaba
para crear un gran impacto psicológico y empírico sobre las audiencias.
La generalización de la televisión en los hogares estadounidenses, durante
la década de 1950, generó un descenso significativo del consumo de programación
radiofónica. Los costes de acceder a los espacios radiofónicos se moderaron y
muchos individuos y comunidades cristianas pudieron acceder a la producción de
contenidos. Los tiempos de emisión se ampliaron significativamente para los
contenidos radiofónicos especializados en temática religiosa. El cuarto
capítulo, “The Fifties. Words and Music”, analiza la
consolidación de un modelo radiofónico y de producción de contenidos musicales,
desde casos de estudio concretos: John Paterson, Stuart Hamblen,
Ira Stanphill, Moise
Lister, Bill Gaither y Gloria Gaither. El valor de esta publicación, entre
otras muchas cuestiones, radica sobre el estudio de temas y personalidades que
no gozan de mucho seguimiento entre los historiadores de la comunicación social
y los estudios culturales. Es decir, el profesor Ward pone el foco sobre algunas
áreas temáticas que están prácticamente inexploradas. Dicho estudio conlleva la
disección de un gran número de fuentes documentales.
En el capítulo quinto, “Other Notable Songwriters”, se intenta poner de relieve la existencia de
individuos que no obtuvieron mucha repercusión sobre las productoras de su
tiempo, pero que tuvieron una carrera larga, productiva y alejada de los
modelos tradicionales. Los personajes recogidos en estas páginas son: Alfred Ackley, Benton Ackley, Eugene Barlett, Virgil Brock, Blanche
Brock, Albert Brumley, Avis
Christiansen, Cleavant Derricks, Thomas Dorsey, Merrill Dunlop, Vep Ellis, Phil Kerr, Haldor Lillenas,
Harry Loes, Audrey Mieir, George Schuler,
Oswald Smith, N. B. Vandall,
Charles Weigle. La mayoría de estos escritores de
canciones y compositores musicales son desconocidos incluso para los
investigadores que tienen cierta afinidad con el mundo de los medios de
comunicación especializados en temática religiosa. El autor ha tenido que
realizar un gran esfuerzo para clasificar toda la información y analizar todo
este volumen de registros narrativos.
El autor, en el epílogo del libro, despliega una serie de reflexiones y
afirmaciones sobre lo que supuso la década de 1950 para el mundo de la
comunicación cristiana. No sólo se profundiza sobre los grandes personajes de
la época, sino que se analizan los formatos básicos de programación, que
sentaron las bases de toda la cultura tele-evangelista en décadas posteriores.
Se recalca que la televisión tuvo una gran utilidad para las corporaciones,
pero nunca pudo cubrir plenamente la labor realizada por las estaciones y los
programas de radio. En lo que a la música y a los mensajes musicales se refiere,
la radio ha seguido teniendo un gran impacto sobre las audiencias y ha
continuado generando contenidos en décadas posteriores. Todas las instituciones
vinculadas al mundo de la radiodifusión cristiana siempre han mostrado una gran
creatividad y originalidad, del mismo modo, han sido las garantes de una añeja
y enraizada tradicional cultural que se resistía a desaparecer. Los programas
de radio generaron un vórtice entre el pasado de la cultura cristiana y las
aspiraciones de crecimiento las organizaciones eclesiásticas.
[1]
Universidad de Alcalá, abreucolombri@gmail.com
[2] Se graduó en Filología y
Literatura Inglesa en la University of Virginia; realizó el Máster de
Comunicación en la Spring Arbor University; se doctoró en la Clemson University, en el programa Retóricas,
Comunicación y Diseño de Información. En la actualidad es profesor asociado de
la University of Houston-Victoria en el departamento
de comunicación y estudios culturales. Imparte contenidos curriculares
relacionados con el cristianismo y los medios de comunicación. Forma parte de
la comisión académica de la publicación Journal of Communication and Religion y
del consejo ejecutivo de la Religious Communication Association
(RCA). Tiene una larga lista de publicaciones a sus espaldas relacionadas con
la religiosidad, la cultura popular cristiana, las retóricas comunicativas y el
mundo de los medios de comunicación. De entre sus últimos libros, destacan los
dos volúmenes de The Electronic Church in the Digital Age: Cultural Impact of Evangelical Mass Media (2016)
y Organizational Communication: Theory, Research, and Practice (2015).
[3] Un grupo editorial
estadounidense fundado en 1979, por el empresario Robert Franklin. A pesar de
no contar con muchas décadas de experiencia, McFarland & Company se ha
convertido en un referente en el mundo académico desde mediados de la década de
1980. En la última década, a pesar de los graves problemas por los que
atraviesa el mundo editorial, el grupo ha conseguido ampliar el número de
colecciones y aumentar su volumen de negocio en todos los formatos. Sus
estrategias de negocio se basan en la especialización temática, la contratación
de ediciones reducidas y la venta directa a bibliotecas vinculadas a
instituciones de educación superior en toda la región norteamericana. Aunque
han realizado publicaciones sobre muchas áreas de las ciencias sociales y las
humanidades, destacan sus colecciones y revistas científicas sobre estudios
históricos, lingüística y literatura.