Presentación
Apuntes sobre la Didáctica Literaria y el uso de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación
Yvonne Cansigno Gutiérrez*, 0000-0003-4031-2909
Estela
García Galindo**, 0000-0001-6933-3362
*Universidad Autónoma Metropolitana. Correo
electrónico: ycg@azc.uam.mx
**Universidad Autónoma Metropolitana. Correo
electrónico: esgg@azc.uam.mx
Recibido: 1-06-2023
Aceptado: 12-06-2023
Antecedentes
históricos
Reflexionar
sobre la importancia de la Didáctica de la Literatura, lleva a revisar los
diversos enfoques metodológicos en el contexto educativo, distinguiendo
distintas perspectivas que se han dado con el objeto de enseñar
y aprender lo literario.
Desde
el siglo XVIII, se observa que la retórica educaba en el dominio del texto y
del discurso, caracterizando la enseñanza de la literatura como una instrucción
tradicional eminentemente academicista, donde se incluían antologías basadas en
patrones nacionalistas y considerando el canon de obras autorizadas como clásicas.
Para el siglo XIX, la enseñanza literaria da un nuevo giro con el romanticismo,
propiciando la creación de una conciencia nacional. En especial, con la
historiografía literaria se fueron seleccionando los autores y las obras
relevantes del patrimonio de los diversos países, estableciendo un bagaje
histórico y cultural que se difundirá escolarmente.
En
el siglo XX, con la escuela como modelo de formación social,
se adopta una visión funcional de la lectura, y con ello, la enseñanza
de la literatura figurará como eje, centrando su estudio en el ámbito del área
de lengua y literatura. Se van dando cambios relevantes en la manera de cómo y
para qué enseñar la literatura, justificando su inclusión en programas
educativos.
De
manera simultánea se fueron gestando avances con el desarrollo de disciplinas
afines como la Sociolingüística, la Psicolingüística, la Lingüística del Texto,
la Pragmática, la Gramática, la Teoría Literaria, la Semiótica y la
Neoretórica. A partir de los años sesenta, importantes
transformaciones propician que las teorías estructuralistas y la estilística incidan
también en la Didáctica de la Literatura y favorezcan la interdisciplinariedad,
la integración cognitiva y el desarrollo cultural.
En
este escenario, se producen nuevas perspectivas metodológicas en la Didáctica
de la Literatura de los diferentes niveles educativos, con el propósito de fomentar
una educación que dará lo que se llamara competencia literaria, la cual
va a potenciar el aprendizaje autónomo en esa área, con el goce de los textos
para llegar a establecer valoraciones e interpretaciones (Cantero y Mendoza,
2003).
Con
el siglo XXI, se implementan los talleres interdisciplinares para alentar la
lectura y la creatividad escrita desde ámbitos interculturales. El hecho de
entrar también al mundo de la tecnología, permitirá
a la Didáctica de la Literatura, nuevas coordenadas educativas, propiciando el
desarrollo de temas y líneas de investigación e innovación con el apoyo de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), el uso del Internet y
las bibliotecas en red.
Con
la evolución en la enseñanza de la literatura, se recreará la obra en sus
distintos momentos históricos; se aprenderá a través de la lectura de los
géneros literarios y su interpretación; se favorecerá el debate teórico para
comprender los fenómenos literarios en el contexto de la internacionalización
de la cultura, tanto dentro como fuera del aula.
Cabe
señalar que leer literatura en la actualidad puede realizarse en la mayoría de
las bibliotecas públicas que ya están informatizadas y ofrecen los beneficios de
textos en línea, que pueden leerse en la pantalla de una tableta o computadora
y con acceso a redes y plataformas.
En
las últimas décadas se ha desarrollado también el interés editorial por la literatura
infantil y juvenil, apoyando la formación de lectores desde corta edad y en su
formación inicial, y cuyo propósito es despertar la adicción a los libros.
Asimismo, en las instituciones educativas de los distintos niveles, se han habilitado
espacios dedicados a organizar y documentar verdaderas bibliotecas: la biblioteca
escolar y la organización de la biblioteca de aula, dando la
posibilidad a que alumnos y profesores se vinculan con la lectura y tengan
acceso a libros de literatura de primera mano.
Por
otra parte, se facilita el estudio de las obras literarias con el soporte de
las herramientas tecnológicas, fomentando lectores cada vez más competentes con
actitudes críticas y de disfrute, de modo que a través de la lectura y la
escritura de los distintos géneros literarios, se estimula su formación, se
revela la importancia de las obras y la función poética del lenguaje y se
motiva a elegir textos de propio interés con las facilidades, la mediación y
difusión de las bibliotecas virtuales. Es preciso señalar que Internet
posibilita el acceso a este tipo de bibliotecas que ofrecen los libros en
línea.
Importancia
de la Didáctica de la Literatura
Con
los avances de las teorías lingüísticas, la literatura retoma su carácter de
lengua modelo, abre diversos procedimientos de lectura en voz alta (velocidad,
entonación, ritmo); de lectura como instrumento de aprendizaje (expresiva,
reflexiva, de análisis, selectiva, crítica, de investigación, lúdica,
creativa…); de lectura de contacto entre y con las obras literarias y las
nuevas generaciones.
Del
mismo modo, posibilita a adquirir técnicas de producción escrita y escritura
creativa que producen y reconstruyen la realidad y el goce estético de la
literatura.
Es
un hecho que la Didáctica de la Literatura está destinada a desarrollar la
competencia literaria, va de la mano de la competencia lectora y se
enriquece con la competencia comunicativa, contribuyendo las tres
competencias a la recepción y la comprensión del contexto y la composición de
las obras literarias.
En
este escenario, esta área incorpora también las siguientes aportaciones
científicas que permiten una mejor proyección:
Ahora
bien, ¿por qué enseñar literatura? ¿Por qué aprender literatura? Las respuestas
parecieran que son obvias, sin embargo nos permiten
reflexionar sobre la importancia de la literatura en los aspectos de la vida
cotidiana, la educación y la formación académica.
En
el contexto educativo, la Didáctica de la Literatura ofrece un bagaje de
experiencias y prácticas didácticas que ennoblecen dicha disciplina. En estrecha relación se encuentran ambas y forman parte de
la visión del mundo, del crecimiento personal, del desarrollo académico con el
contexto histórico, social, ideológico, filosófico, estético, artístico y
científico.
Enseñando
literatura, se enseña no solamente conocimiento y teorías, sino también la
verdad, la bondad, la belleza y el arte. A través de la literatura se tocan una
amplia gama de temas dilemáticos como son, por ejemplo, la existencia, la vida,
la enfermedad, la muerte, la convivencia, la amistad, el amor, la marginación,
la violencia, la justicia, la dignidad humana, los derechos humanos, la
globalización, etcétera, temas que llevan a tomar conciencia de principios
morales y valores que propicien el respeto al ser humano, sus diferencias y el
vivir en tolerancia.
Si
se toma en consideración que la educación literaria se centra en la interacción
del bagaje del lector con el de la obra, es primordial
formular estrategias para invitar al estudiante a construir su propio
aprendizaje basando la adquisición de conocimientos con actividades
significativas que le lleven a lecturas que le inspiren recreando también sus
vivencias personales.
Los
diferentes modelos didácticos tanto teóricos como tecnológicos han permitido
distinguir el funcionamiento social del fenómeno literario, recuperar el
contacto entre las obras literarias y los lectores en formación, a partir de la
experiencia literaria y de vida.
A
lo largo de la enseñanza de la literatura, el texto literario es una expresión
artística de gran valía que expresa ideas, sentimientos, experiencias,
acontecimientos reales o ficticios. Constituye también una fuente de información
cultural para desarrollar la competencia literaria, la cual está estrechamente
vinculada con la competencia didáctica.
El
o la docente comparte con sus estudiantes la riqueza de textos literarios
(novela, poesía, cuento, leyenda, drama, ensayos) y la diversidad de
interpretaciones que se pueden dar a los textos.
Para
contribuir en la formación académica del alumnado, este deberá leer y escribir,
aprender a través del intercambio de conocimientos, experiencias, ideas y
puntos de vista. En este proceso de recepción e interpretación del discurso
literario, el texto combina tres elementos claves como son la narración, la
descripción y el diálogo. Los temas y líneas de investigación giran en torno al
aprendizaje del discurso oral y escrito, a la posesión del patrimonio histórico
y a la capacidad de comprensión e interpretación textuales que permiten
entender su contexto y composición verbal.
Actualmente,
el aprendizaje de la literatura en un programa educativo busca nuevos caminos y
derroteros con el apoyo de las Nuevas Tecnologías, y no puede excluirse de las
redes sociales, de un buen sinnúmero de plataformas que nos conducen a
involucrarnos mucho más.
Con
las publicaciones, los diversos autores se plantean interrogantes en torno a
los enfoques y las funciones de la didáctica en la literatura y la
lengua. Asimismo, se preguntan de lo que quiere y necesita saber un profesor
de Lengua y Literatura, en la utilidad de lo literario que justifique su
inclusión en el programa de estudios.
Alcances
de lo literario en la universidad
Si
se retoma el interés de desarrollar la competencia literaria en el
contexto universitario, término que fue propuesto en 1965 por Manfrend
Bierwisch, surgen una serie de elementos claves que consideran conocimientos
vinculados a lo lingüístico, lo histórico, la teoría y el discurso literarios
que van a implicar destrezas para desarrollar la competencia comunicativa.
En
el seno de la formación, la enseñanza de la literatura en el ámbito
universitario, como fin en sí misma, es un espacio afortunado para el estudio
de la retórica implicando tanto la lectura como la escritura. Su propósito es
formar profesionales e investigadores capaces de realizar contribuciones
originales al estudio de la literatura contemporánea (en particular la
mexicana) desde una perspectiva humanista multidisciplinaria y capacitar al
estudiante para el disfrute de las obras literarias.
La
literatura mexicana, en especial, constituye todo el conjunto de obras de valor
literario escritas en nuestro país por autoras y autores
mexicanos dentro del territorio nacional, donde figuran un sinnúmero de figuras
dedicadas a la creación en los distintos géneros literarios.
En
este escenario, la actividad didáctica en la literatura, busca estrategias de
enseñanza y aprendizaje a través de la búsqueda, la consulta, el análisis, la
síntesis de obras literarias escritas en las diferentes etapas históricas y
literarias, que dan un mayor sentido a la información, que permiten el
diálogo compartido, el contraste de opiniones y la reflexión de experiencias
comunes ampliadas y enriquecidas por el estudio de textos de los
distintos géneros literarios (narrativo, lírico, dramático y didáctico).
Los
procesos didácticos en literatura y las experiencias docentes en los distintos
niveles educativos proporcionan a las y los alumnos el uso de materiales de
trabajo literario cuya forma y contenido enriquecen las tres fases que Daniel
Cassany considera prioritarias en su libro Escribir para leer y viceversa (1999):
la planificación docente (objetivos, contenidos, propuesta), el diseño y la
realización de actividades en el aula (comprensión lectora, trabajo de investigación,
modelos hipertextuales, procesos de escritura), y la evaluación formativa (portafolio
de trabajo y fichas de observación).
En
este sentido, es pertinente mencionar diversas actividades de producción
escrita donde el texto literario permite valorar la creatividad individual:
•Contar
la misma historia vista por diferentes personajes.
•Cambiar
época, lugar, personajes y carácter de cada protagonista de la historia.
•Transformar
o modernizar el cuento a partir de un texto modelo.
•Redactar
la misma historia de otra manera.
•Escribir la
continuación de un cuento tradicional con un final diferente.
•Mezclar
dos cuentos tradicionales, fantásticos o de ciencia ficción.
•Modernizar
un cuento tradicional. (¿No es la misma actividad que la viñeta 3? De ser así
sugiero eliminar)
En
cuanto a las actividades de producción oral con textos narrativos, se pueden sugerir
las siguientes:
•Presentación
de autoras y autores favoritos.
•Narración
de hechos y/o acontecimientos de interés para el lector.
•Elección
de un texto literario que ha marcado la vida personal de cada estudiante y
comentarlo a colegas de clase.
•Lectura
en voz alta de poemas o extractos de algún texto literario en una sesión
organizada de manera especial.
•Elaboración,
edición y presentación de videos/cápsulas con reseñas de obras literarias.
•Personificación
de extractos de piezas de teatro atractivas para las y los estudiantes.
Con
respecto a las actividades puntuales que pueden prepararse a partir de la
lectura de los distintos textos narrativos como son relatos, leyendas, cuentos,
fábulas, reseñas, novelas y ensayos, se pueden sugerir las siguientes:
•Definir
la estructura narrativa de un cuento o un relato explicando las diferentes
etapas: situación inicial, problemática, argumentación, resolución, cierre y
posible mensaje.
•Describir
espacios, lugares, escenarios y temporalidad que se distingue a partir de la
lectura del texto literario en cuestión.
•Describir
personajes que figuran en la narración (protagonistas, antagonistas,
ayudantes).
•Definir
el tipo de narrador (3ª persona, omnisciente) y cambiarlo en primera persona.
•Redactar
breves reseñas y/o resúmenes a partir de la lectura de un texto y/o obra
literaria.
•Elaborar
mapas conceptuales que permitan distinguir y reconstruir la narración de un
texto.
El
hecho de desarrollar la competencia literaria recreando su dimensión
intercultural permite recrear a las y los estudiantes en la lectura de textos
literarios y consolidar los aspectos que se mencionan a continuación:
-Despertar
el interés por conocer autores, obras, géneros literarios.
-Ampliar su panorama
cultural con la lectura de distintos géneros.
-Lograr un análisis y
tratamiento más riguroso en la lectura de los distintos textos literarios.
-Activar estrategias de
comprensión lectora: inferencia, predicción, formulación de hipótesis,
interpretación, comparación, suposición, anticipación, preguntas,
argumentación, elaborar conclusiones.
-Desarrollar el
pensamiento crítico: interpretar, inferir, deducir, describir, analizar y
argumentar.
-Reforzar las
competencias lectora y escritural.
-Aplicar una serie de
estrategias de comprensión lectora en las diferentes etapas de lectura
(pre-lectura, lectura y post-lectura).
-Favorecer el
conocimiento y el trabajo práctico con los distintos géneros literarios.
-Propiciar ejercicios de
redacción a partir de textos modelos.
-Promover conferencias,
encuentros, eventos y ponencias con autores vivos.
-Realizar
representaciones teatrales, recitales poéticos, tertulias literarias y visitas
a bibliotecas antiguas.
-Celebrar el Día del
Libro (23 de abril) con diversas actividades.
En
estos diferentes escenarios, la función estética concibe la belleza de la
palabra en los distintos géneros literarios y el
goce que provocan en el lector y la lectora. La función social permite
distinguir en la obra literaria, un valioso testimonio de cada época en su
entorno histórico y literario, posibilitando la convivencia multicultural,
combinando las competencias comunicativas del saber hacer y las competencias
generales del saber ser.
La enseñanza literaria con apoyo de las TIC
Desde antes
de la década de los 80 del Siglo XX, el cine y la televisión, comercial y
cultural, se convirtieron en aliados voluntarios e involuntarios para difundir
algunas de las obras maestras de las literaturas universal y nacionales, como
la mexicana. Con la consabida discusión de si era preferible leer el impreso o
ver en la pantalla grande Romeo y Julieta
de Shakespeare, Bodas de Sangre de
García Lorca, Santa de Federico
Gamboa o alguna cinta de ciencia ficción ochentera como Blade Runner (la versión fílmica de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Phillip K. Dick),
la literatura de distintas épocas y latitudes comenzó a difundirse por otros
medios que los escritos, entonces empezaron a verse las bondades de la
transmisión de contenidos literarios por distintas vías a las tradicionales.
Las
personas, niños y adultos, podían tener acceso a una educación literaria
informal a través del cine y la televisión, pero también se promovía en las
escuelas de diversos niveles ver las películas de libros clásicos y modernos, con
la lectura previa de tales textos, pues había que tener la experiencia lectora
primero y después la audiovisual. Había una práctica complementaria entre los
escritos literarios y los fílmicos.
Con el
arribo de Internet en el ámbito mundial y comercial, a fines de los noventa y
principios del 2000, tales prácticas de acceso a la literatura tanto escrita,
como en otros formatos y plataformas se aceleraron, al grado que como menciona
María del Carmen Rosas han llegado a concentrarse en la pantalla de múltiples
dispositivos, los cuales resultan familiares sobre todo para niños,
adolescentes y jóvenes.
Al respecto,
según la “Primera Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y
Lectura”, en México 93% de los encuestados, entre 12 y 19 años, tenía en el
2015 un smartphone, una tableta o
algún otro dispositivo y al menos la mitad utilizaba esos medios para leer e
informarse, además de usarlos cotidianamente en sus comunicaciones (Rosas
Franco, 2019, 46). Ante ese panorama era y es obvio que las instituciones
educativas, desde primaria hasta universidad, debían actualizar sus contenidos
y formas de enseñanza literarias, además de a sus profesores. Y en la
universidad era necesaria la modificación de las currículas de las carreras
vinculadas con la formación de especialistas que posteriormente habían de
instruir a niños y jóvenes en los ámbitos de la lectura literaria (entre otras
materias) con la incorporación de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación como un área de innovación.
Tal deseo;
sin embargo, en el caso mexicano (y de otros países de América Latina), ha
tenido un desarrollo dispar, pues aunque desde 1989 se
integró en los planes de la SEP, la importancia de las “tecnologías
electrónicas” como impulsoras de la educación, en general no se han logrado
esfuerzos institucionales y colectivos para incorporar las TIC en las labores
docentes (Ramírez Matinell y Casillas, 2016). Es decir, se ha dejado a los
docentes, en su interés personal o de pequeños grupos, la integración de las
TIC a sus prácticas.
Para el caso
de las áreas literarias la incorporación de los saberes digitales ha sido lento
y poco uniforme; se empezaron a integrar las tecnologías como el uso de la
computadora y de algunos procesadores de texto, a partir de los 90, como una
manera de acceder al vasto mundo computacional y de Internet, pero no para
incidir propiamente en las tareas formativas de los estudiantes de carreras
literarias y menos para que las pusieran en práctica con su futuro alumnado.
Estos adelantos fueron vistos desde el punto de vista técnico operativo, no
como un modelo de innovación en las aulas (Ramírez Martinell y Casillas
analizan con detalle esas dificultades y proponen algunas alternativas para
integrar en la currícula universitaria las TIC, 2016).
Ante el
vertiginoso avance de los dispositivos electrónicos y su uso, sobre todo entre
la población más joven, algunos docentes desde primaria hasta universidad decidieron
inmiscuirse en estos aparatos y en sus aplicaciones para desde ahí replantear
las competencias literarias, promover la lectura y la escritura en ese ámbito.
Otros profesores se mantuvieron al margen.
Al paso de
los años, en las primeras décadas del Siglo XXI, empezó un mayor impulso a la
educación a distancia y en línea, la literatura también ingresó a esas
modalidades sobre todo en el terreno extracurricular donde se ofrecieron cursos
especializados en teorías, géneros y autores, para los docentes de carrera y
escritores que habían dado el salto a explorar las nuevas tecnologías, el
horizonte se extendió y algunos migraron a las incipientes licenciaturas a
distancia en letras que se inauguraron, las cuales se llegaron a estigmatizar
pues el proceso de enseñanza se hacía lejos de un espacio físico, con libros
digitales o formatos PDF; los artículos de consultaban en bibliotecas en línea
y se recurría a YouTube y a las redes sociales que compartían videos sobre los
temas literarios.
Mientras en
los centros educativos se seguía la discusión de la pertinencia o no de
regularizar el uso de las Nuevas Tecnologías, los jóvenes educandos seguían
evolucionando en sus inmersiones a través de dispositivos y en el 2015 (de
acuerdo con la encuesta citada) realizaban una lectura recurrente de noticias,
artículos, reseñas o tutoriales en Internet, textos cortos que podían resultar
menospreciados, pero que a ellos les informaban y los formaban. Entonces el
concepto de lectura trascendió a lo escrito y abarcó las imágenes y lo audiovisual
conformándose nuevas prácticas literarias contemporáneas, donde la Literatura
infantil y juvenil se convirtió en una neovanguardia literaria (Rosas Franco,
2019).
El impulso tecnológico en la pandemia
La
disparidad entre la abundante lectura digital literaria que niños, adolescentes
y jóvenes realizaban entre los años 2015 y 2020 con las pequeñas prácticas en
el uso de las TIC que algunos profesores hacían en México, tuvo un giro
drástico con el surgimiento del nuevo coronavirus y el posterior confinamiento
sanitario, lo que se pensó serían un par de meses de aislamiento se transformó
en una educación de emergencia que pasó de los salones físicos a las aulas
virtuales. Las plataformas, aplicaciones, bibliotecas digitales, redes sociales
y juegos didácticos se convirtieron en las herramientas fundamentales para un
reducido grupo de conocedores, mientras los inexpertos y renuentes tecnológicos
en otras épocas debieron de incorporarlas a sus labores docentes.
Con
resultados variados, desde el uso del correo y el Drive, pero sin efectuar
ninguna clase en línea, hasta videconferencias, planeaciones y proyectos
centrados en su totalidad en las TIC: textos en pantalla, presentaciones
digitales, gamificaciones y evaluaciones en rúbricas alojadas en la web, sus
creadores, una nueva especie de docentes pusieron a prueba sus propuestas entre
su alumnado digitalizado. Los procesos, junto con los desafíos, las
dificultades y las soluciones que habían dado desearon ser compartidos y varias
revistas de investigación literaria recibieron sus escritos.
Conceptos
como lectura transmedia, multimodal, reapropiación, resignificación y remezcla
textuales empezaron a volverse más frecuentes y es que los jóvenes lectores,
alumnas y alumnos de diferentes estratos educativos, trasladaron sus prácticas
habituales de comunicación y lectura informal al nuevo salón en las
plataformas, ya no bastaba con que se les pidiera leer tres capítulos de Don Quijote o los ensayos del Laberinto de la soledad, había que
enviarles el enlace a la cinta en YouTube o al audiolibro, crear algún Kahoot con preguntas de reafirmación o
permitirles que en una plataforma como Wattpad
recrearán una historia de amor y aventuras, tan de interés para ellas y ellos.
Esas experiencias didácticas con las TIC se vivieron en la pandemia y abrieron
la posibilidad de generar otras nuevas.
Didáctica
de la Literatura y uso de las TIC en distintos espacios literarios
De acuerdo con los planteamientos
anteriores sobre la relevancia que en las últimas décadas comenzaron a tener la
didáctica, así como las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la
enseñanza de las distintas disciplinas del conocimiento, en particular la
literaria; se abrió la posibilidad del uso de un sinfín de recursos didácticos
en línea para utilizarlos de manera sincrónica y asincrónica, facilitando así
el seguimiento de actividades académicas y evaluando el aprendizaje del
alumnado.
En el caso particular de la
Didáctica de la Literatura, hubo ciertas reticencias para valorar su papel en
los procesos instructivos y la utilización de recursos mediáticos y digitales.
Sin embargo, con el advenimiento de la pandemia por Covid-19, quedó demostrado
que resultaba esencial apoyar e integrar la didáctica de las TIC para la
educación literaria y fortalecer los programas de estudio de los distintos niveles
educativos.
En ese sentido, el apartado que se
incluye en el número 66 de la revista Fuentes Humanísticas, que lleva por
título “Didáctica de la Literatura y uso de las TIC en distintos espacios
literarios”, reúne artículos, ensayos y propuestas que abordan la conexión entre
esas tres áreas.
Los 10 textos que lo integran
proponen reflexiones críticas, experiencias didácticas, sugerencias
metodológicas y propuestas innovadoras experimentadas en la pandemia con el
apoyo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Se recibieron manuscritos
de especialistas nacionales, de docentes y egresados de los posgrados del
Departamento de Humanidades, cuyas aportaciones permitieron organizar tres ejes
fundamentalmente: reflexiones en torno a la educación literaria,
experiencias didácticas en la enseñanza de la literatura y métodos de
investigación para trabajar textos literarios con el apoyo de las TIC.
El primer eje, se nutre de dos
artículos que apelan el logro de aprendizajes significativos y dan cuenta de la
importancia que implica hacer del alumnado lector competente de obras
literarias. El primero de ellos, El lector como crítico de
Vladiminro Rivas Iturralde, plantea
que “el espíritu crítico del investigador de la literatura no tiene por qué
contraponerse al disfrute de la lectura”. El segundo texto, La
educación literaria, un proceso complejo de Lucía Hernández Santamarina y Margarita
Alegría de la Colina, es una reflexión sobre la tarea eficiente de la educación
literaria, tanto en el ámbito de la teoria como el de la didáctica y muestra
una interesante propuesta.
En el segundo eje, se reúnen
trabajos que abordan temas con un amplio abanico de posibles concreciones tanto
en los corpus seleccionados como en las actividades de enseñanza propuestas por
las y los docentes durante la pandemia. Norma Irene Aguilar Hernández retoma La
autobiografía y el cuento de lucha libre: recursos didácticos para la
comunicación en bachillerato durante el confinamiento, donde plasma los
resultados de un proyecto de trabajo exitoso y atractivo. Mónica Morales
nos comparte una Experiencia didáctica: análisis de texto del cuento “Obras
completas” de Augusto Monterroso. Enrique Aguilar Resillas, por su parte,
experimenta y promueve el desarrollo de la producción oral a partir de La
lectura en voz alta en la educación a distancia universitaria en tiempos de la
pandemia.
En cuanto al contexto de prácticas
digitales, Blanca Estela López Pérez recupera en Los muchos medios de la Literatura
Electrónica, la forma como la amplia gama de recursos en Internet favorece
los estudios literarios.
Con respecto a la práctica de la
literatura dirigida a los lectores no adultos, desde los prelectores a los
lectores adolescentes, Alejandra Sánchez Valencia aviva con su texto, Una
pincelada del constructo literatura infantil y juvenil (un paradigmático
ejemplo con Louisa May Alcott), el interés por la lectura recreativa. David
Baltazar Villavicencio, nos lleva a considerar el valor de un material que
motiva a fomentar la creatividad y la imaginación a través de Recursos didácticos para la enseñanza de poesía con niños.
Claudia Gil-de la Piedra, revisa de
forma puntual el libro de Giselle Bahamondes, Encierro y Rebelión: dos
propuestas de educación literaria, y elabora un interesante artículo que
subraya la importancia de la pedagogía en la literatura.
Finalmente, en un tercer eje, y
desde una perspectiva práctica, Alejandro Caamaño Tomás reflexiona en torno a los vínculos que se establecen y los aspectos que
deben ser considerados en la elaboración de una tesis en literatura, redactando
Las relaciones asesor-asesorado en una tesis de posgrado: el estado
de la cuestión y la tarea del asesor de tesis, dando respuesta a diversas
problemáticas del proceso.
Después de la relatoría de los
materiales que integran este número monográfico, esperamos que las y los
lectores encuentren un material de utilidad académica, de sustentos teóricos y aplicaciones
prácticas en torno a la enseñanza literaria y la integración de las Tecnologías
de la Información y la Comunicación, que les permita en caso de recién
encontrarse con estas temáticas, tener las primeras visiones al respecto; si
son docentes experimentados, a replantearse las tareas que efectúan en el aula
y fuera de ella, y si son estudiantes de licenciaturas o posgrados en lenguas y
literatura a considerar el estudio de tales áreas como básicas en su formación
y a retomar alguno de los modelos para construir sus propias propuestas.
También deseamos expresar nuestro
agradecimiento a las y los autores que nos hicieron llegar sus manuscritos, en
especial por su generosidad para compartir con las y los interesados sus
revisiones teóricas, estudios y ejercicios didácticos que resultan
esclarecedores y sugerentes.
Damos nuestro reconocimiento al
comité editorial y su equipo que organizó, dictaminó y participó en la edición
de este número de Fuentes Humanísticas. Muy especialmente, a la Dra.
Blanca Estela López por proporcionar el diseño de la portada.
Contar con cómplices y partidarios
de la trascendencia educativa que tienen la Didáctica de la Literatura y las
TIC se convierte en un esfuerzo conjunto que garantiza seguir indagando y
proponiendo en ambas áreas, así como sumar nuevas voces y plumas. Vayamos
entonces a la lectura del monográfico, ¡que lo disfruten tanto como sus
coordinadoras!
Referencias bibliográficas y
hemerográficas
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