El género fantástico como trasgresión: La representación de la madre en el cuento “Conservas” de Samanta Schweblin

 

The Fantastic Genre as a Trasgression: The Representation of the Mother in the Short Story “Conservas” by Samanta Schweblin

 

Karina Mashelin Reséndiz Perales[1]

 

Resumen:

El objetivo del presente texto es analizar cómo se representa la joven futura madre protagonista del cuento “Conservas” de la escritora argentina Samanta Schweblin, mediante la relación que este personaje tiene con su embarazo y las posibilidades del género fantástico.

Palabras clave: maternidad, fantástico, cuento, Schweblin.

 

Abstract:

This article proposes to analyse the representation of the protagonist, a young mother-to-be of the short story "Conservas" by the Argentine writer Samanta Schweblin through the relationship that this character has with her pregnancy and the possibilities of the fantasy genre.

Key words: Maternity, Fantasy, Short Story, Schweblin

 

Fecha de recepción: 22-10-2021

 

Fecha de aceptación: 2-03-2022

 


 

El discurso dominante en torno a la identidad femenina proviene de la capacidad biológica de la mujer de gestar, lo anterior sentó las bases para que el hombre fuera considerado superior y la mujer fuera “evocada como un ser dependiente y subalterno” (Nash, 2006, p. 42) confinada al ámbito de lo doméstico. Esta visión ha permitido que por mucho tiempo la maternidad sea el cimiento sobre el cual se construye la idea de la feminidad; es decir, que tanto la capacidad de embarazarse como el supuesto instinto maternal que esto conlleva, permitió que características como la ternura, la dedicación y la entrega se consideraran propias de la mujer y fueran contrapuestas con la razón, la agresividad y el individualismo, atribuidos al género masculino (Nash, 2006, p. 43).

La maternidad como tema se encuentra muy presente dentro de la literatura escrita por mujeres; en las propuestas narrativas recientes, las escritoras cuestionan y exponen otros aspectos de la maternidad que dejan ver otras facetas de las mujeres más allá de los territorios de lo doméstico, esta representación de la madre está presente en la obra de una de las escritoras más destacadas dentro del panorama actual: Samanta Schweblin (1978). En el cuento “Conservas”, Schweblin propone otra visión de la maternidad y destaca los inconvenientes que ésta representa para una joven mujer. A través de algunos recursos propios de la literatura fantástica actual, que explicaré más adelante, Schweblin abre una posibilidad a lo imposible para resolver la conflictiva relación que tiene la protagonista con su embarazo.

 

Pájaros en la boca, los límites de lo fantástico

En 2009, Samanta Schweblin publica su segunda colección de relatos: Pájaros en la boca. Este libro se compone de catorce cuentos y es la publicación por la cual la escritora argentina comenzó a ser reconocida a nivel internacional. Este libro es el que ha sido traducido a más idiomas —inglés, francés, holandés, alemán, italiano, portugués, sueco y serbio— y el que cuenta con más reediciones en español.

Los cuentos incluidos en Pájaros en la boca contienen elementos que permiten ligar buena parte de éstos al género fantástico, quizá una de las razones más evidentes sea la presencia de personajes que remiten a la irrealidad, como una niña cuyo único alimento son pájaros vivos, un hombre con cola de pez, personas con características físicas exageradas y una criatura cuya forma no se encuentra descrita en la narración, pero que ataca de manera salvaje a un hombre en la estepa. Además, en estos cuentos en particular suceden fenómenos que no encuentran una explicación racional, como un proceso de metamorfosis, desapariciones en circunstancias extrañas y un hombre que cava con afán un pozo sin que se expliquen cuáles son los motivos que lo llevan a hacerlo.

En general, los personajes femeninos de los cuentos de Schweblin se encuentran lejos de los estereotipos y se enfocan desde una perspectiva que desafía los terrenos de la lógica; en ese sentido, los personajes-madres salen de la imagen idealizada de la madre atenta y sacrificada. En el relato “Conservas” una joven madre es protagonista y narradora en primera persona, por lo que será únicamente a través de su voz y su punto de vista que conoceremos su experiencia con la maternidad. Este análisis del relato “Conservas” será divido en dos partes: en la primera exploraré elementos tanto de la diégesis como de la voz narradora que nos permitirán entender la importancia del procedimiento en el que se presenta la maternidad en este cuento; en la segunda parte justificaré la pertenencia de este relato dentro del género fantástico mediante el uso de conceptos propuestos por la crítica literaria actual para clasificar un texto dentro de este género.

 

“Conservas”: la relación problemática de la futura madre con el embarazo

El tema central de “Conservas” es la maternidad: una joven mujer descubre que está embarazada de una niña, pero el contexto que la rodea no es el más propicio para su llegada, por lo que esta mujer buscará la manera de posponer su embarazo.

 La narración de este relato en primera persona muestra en perspectiva, y prospectiva, los acontecimientos de la protagonista. La estrategia narrativa empleada resulta de gran importancia pues, como señala Domínguez (2007, p. 96) en la literatura argentina la representación de las madres se realizaba mayormente en textos donde los hijos tenían la voz principal; mientras que en este cuento Schweblin le otorga una voz propia a la madre. Con esta elección, esta madre en particular se definirá y se presentará ante el lector sin la necesidad de que otras voces intervengan y brinda la oportunidad de hacer una exploración mucho más cercana a la experiencia de este personaje en relación con el embarazo, además, esa estrategia narrativa concuerda con la nula posibilidad de transferencia de la experiencia de gestar un ser humano. Al tener en el texto una sola voz narradora, existe también una sola focalización en la cual sustentar la interpretación. Es a través de esta única focalización que se puede inferir lo conflictivo que la llegada de un bebé representa en la vida de la narradora. La relación entre la protagonista y su embarazo resulta complicada, como se plantea desde el principio del cuento; a pesar de que dentro del relato la narradora le designa un diminutivo que denota cierto cariño por su futura hija —Teresita—, también deja claro que todo el contexto que la rodea no es el apegado al estereotipo de lo que supuestamente debe ser un embarazo:

 

Pasa una semana, un mes y vamos haciéndonos a la idea de que Teresita se adelantará a nuestros planes. Voy a tener que renunciar a la beca de estudios porque dentro de unos meses ya no va a ser fácil seguir. Quizá no por Teresita, sino por pura angustia, no puedo parar de comer y empiezo a engordar (Schweblin, 2009, p. 15; subrayado mío).

 

La poco propicia y sorpresiva llegada de Teresita implica el sacrificio por parte de la madre de sus proyectos personales y profesionales; así, se vuelve de nuevo a los procedimientos y enfoques contemporáneos para representar a la madre, herederos de los cambios de la literatura del siglo XX; ahora las madres son representadas como sujetos que desean desarrollarse en otros espacios y contextos fuera de lo doméstico, lo que produce nuevas reflexiones sobre este conflicto y sus representaciones.

A través de la visión de esta joven madre, es que los lectores sabemos que no sólo la narradora no está preparada para el recibimiento de Teresita, la atmósfera familiar, en general, tampoco parece ser la óptima para la llegada de la pequeña: “Mamá también se resigna, nos compra algunos regalos y nos los entrega —la conozco bien— con algo de tristeza” (Schweblin, 2009, p. 16).

Si el sexo de los bebés puede saberse a partir de las veinte semanas de gestación (aproximadamente a partir del quinto mes de embarazo), entonces: ¿cómo es posible que la narradora sepa desde principios del embarazo que el bebé que espera es una niña?, ¿es acaso un guiño a la supuesta intuición que llega a la par de la maternidad? Tomando en cuenta lo anterior, parece que las mujeres son las que tienen un papel predominante dentro de la narración, pues la intervención de los hombres, en este caso de Manuel, el padre de Teresita, y el suegro de la protagonista, es mínima; la voz atenuada de ellos contrasta con que el hecho de que casi todos los diálogos se producen entre las mujeres: la protagonista, su madre y su suegra, ellas se han adueñado de la palabra —incluso hablan con la nonata Teresita— mientras que los hombres desempeñan un rol limitado y un tanto desconectado de lo que sucede alrededor, como el padre de Teresita que se encarga de mantener las alacenas llenas, pasa, de mala gana, tiempo junto a su esposa y calla.        

            Es justo en el tercer mes cuando los cambios en el cuerpo de la protagonista se hacen más notorios, aparece la tristeza y la resignada contemplación de las modificaciones que su cuerpo está experimentando: “El tercer mes me siento más triste todavía. Cada vez que me levanto me miro al espejo y me quedo así un rato. Mi cara, mis brazos, todo mi cuerpo, y por sobre todo la panza, están cada vez más hinchados” (Schweblin, 2009, p. 16). A partir de este mes, la protagonista comienza a buscar alguna posibilidad que le permita reordenar algunos acontecimientos de su vida para no interrumpir los planes que tenía hasta el momento pero sin perjudicar el desarrollo de Teresita:

 

Tengo insomnio. Paso las noches despierta, en la cama. Miro el techo con las manos sobre la pequeña Teresita. No puedo pensar en nada más. No puedo entender cómo en un mundo en el que ocurren cosas que todavía me parecen maravillosas, como alquilar un coche en un país y devolverlo en otro, descongelar del freezer un pescado fresco que murió hace treinta días, o pagar las cuentas sin moverse de casa, no pueda solucionar un asunto tan trivial como un pequeño cambio en la organización de los hechos. Es que simplemente no me resigno (Schweblin, 2009, p. 17).

 

De la cita anterior destaco dos aspectos: el primero es la comparación entre dos actividades triviales, como descongelar un pescado y pagar las cuentas, con reprogramar un embarazo una vez que se ha manifestado; en cuanto al segundo, a propósito de la última frase, “Es que simplemente no me resigno”, ¿a qué no se resigna la narradora? ¿A la inminente llegada de Teresita o al hecho de no poder realizar ese “pequeño” cambio en el orden de los acontecimientos de su vida? En este relato, es muy notorio que la maternidad se manifiesta como un acontecimiento con connotaciones adversas que, una vez desarrollado, parecería que las dos únicas opciones son tener o no tener a la niña que ya se encuentra en proceso de gestación, pero ¿qué pasaría si hubiera una tercera opción? Nuestra narradora jamás dice que no desea concebir a Teresita, sólo recalca que no es el momento de hacerlo y en el cuento se explora esa tercera posibilidad: la de posponer lo impostergable. 

Finalmente, esta mujer encuentra un procedimiento que se ajusta a sus  necesidades y al momento de canalizar la energía de su cuerpo en revertir el embarazo, nuestra protagonista comienza a sentirse menos desdichada:

 

Duermo en la noche, ya no me siento tan deprimida […] Los días del último mes pasan rápido. Manuel ya puede acercarse más y la verdad es que su compañía me hace bien. Nos paramos frente al espejo y nos reímos. La sensación es todo lo contrario a lo que se siente al emprender un viaje. No es alegría de partir, sino la de quedarse. Es como si al mejor año de tu vida le agregaras un año más, bajo las mismas condiciones. Es la oportunidad de seguir continuando (Schweblin, 2009, p. 23).

 

A través de la voz de esta joven madre es que podemos darnos cuenta de las connotaciones negativas que el embarazo representa para ella y como comienza a sentirse mejor al ver que el embarazo comienza a revertirse para proporcionarle una oportunidad de continuar con sus planes. La protagonista no se encuentra  conforme con las opciones que tiene y se da a la tarea de buscar una alternativa que no dañe a Teresita. Lo anterior no implica que la protagonista niegue su maternidad, sólo desea que esta se desarrolle en un contexto propicio. Incluso la palabra aborto como tal no es mencionada ni una sola vez en el relato aunque no deja de llamar la atención que justo sea en el tercer mes o doce semanas, que es el tiempo permitido por las legislaciones de los países de América Latina donde el aborto es legal, cuando la protagonista decide buscar alternativas que se ajusten a lo que ella desea.

            La parte medular de este relato es la reversión de proceso de embarazo y la forma en que se lleva a cabo. La idea de poner pausa al embarazo y los deseos de la protagonista de no dañar a Teresita se dejan ver desde el título del relato pues una de las acepciones del verbo conservar es “mantener vivo y sin daño a alguien”; además, el plural utilizado en el título (conservas) remite al procedimiento de preparación y envasado hermético de alimentos (también haciendo referencia a la cocina como lugar, supuestamente, de lo femenino) con la finalidad de que los comestibles sean preservados por más tiempo, que es lo que finalmente termina sucediendo con Teresita.

En la búsqueda de alternativas para aplazar este acontecimiento, la mujer se encuentra con el método peculiar del Dr. Weissman, que consiste en ignorar paulatinamente la existencia de Teresita y en realizar una serie de técnicas respiratorias denominadas “respiración consciente”:

 

La respiración consciente es parte fundamental del tratamiento y es un método de relajación y concentración innovador, descubierto y enseñado por el mismo Weisman. En el jardín, sobre el césped, me centro en el contacto con el vientre húmedo de la tierra. Comienzo inhalando una vez y exhalando dos veces. Prolongo los tiempos hasta inspirar durante cinco segundos, y exhalar en ocho. Tras varios días de ejercicios inhalo en diez y exhalo en quince, y entonces paso al segundo nivel de respiración consciente y empiezo a sentir la dirección de mis energías. Weisman dice que eso va a tomarme algo más de tiempo, pero insiste en que el ejercicio está a mi alcance, en que tengo que seguir trabajando. Hay un momento en el que es posible visualizar la velocidad a la que la energía se circula en el cuerpo. Se siente como un cosquilleo suave que comienza por lo general en los labios, en las manos y en los pies. Entonces uno empieza a controlarlo: hay que aminorar el ritmo, lentamente. La meta es detenerlo por completo para, poco a poco, retomar la circulación en sentido contrario (Schweblin, 20019, pp. 20-21).

 

Después de varios meses de practicar ejercicios de respiración, de ponerse en contacto con la energía de la tierra —considerada como una gran madre por varias culturas— y de una serie de violentas arcadas que remiten al parto, la protagonista escupe dentro de un frasco de vidrio a su criatura que es poco menos que un feto:

 

Ahora hace rato que siento náuseas. El estómago me arde y late cada vez más fuerte, como si fuera a explotar. Tengo que avisarle a Manuel, pero trato de incorporarme y no puedo, no me había dado cuenta de lo mareada que estaba […] Tengo miedo. Temo que algo puede salir mal y lastimemos a Teresita […] Quizá ella sepa lo que está pasando, quizá todo esto esté muy mal. Manuel entra a la habitación y corre hasta mí. —Yo sólo quiero dejarlo para más adelante…—le digo— no quiero que… Las arcadas se interrumpen y siento que algo se me atora en la garganta. Cierro la boca y tomo a Manuel de la muñeca. Entonces siento algo pequeño, del tamaño de una almendra. Lo acomodo sobre la lengua, es frágil. Sé lo que tengo que hacer pero no puedo hacerlo. Es una sensación inconfundible que guardaré hasta dentro de algunos años. Miro a Manuel, que parece aceptar el tiempo que necesito. Ella nos esperará, pienso. Ella estará bien: hasta el momento indicado. Entonces Manuel me acerca el vaso de conservación, y al fin, suavemente, la escupo (Schweblin, 2009, pp. 25-27).

           

La investigadora Rosemary Jackson afirma que más allá de los nuevos criterios que se han establecido en los recientes textos críticos que intentan caracterizar a los relatos fantásticos, la transgresión es un elemento que siempre ha existido y  que tendrá que estar presente para que un texto sea considerado dentro del género. La insistencia en afirmar que “Conservas” presenta correspondencias con los estudios de literatura fantástica no responde a un mero afán clasificatorio, pues los diversos aspectos de este relato permiten que la visión que sugiere Schweblin acerca de la maternidad sea todavía más transgresora.

            En “Conservas”, la protagonista no asume un papel pasivo y se da a la búsqueda de acciones para solucionar los conflictos que tiene con su inevitable maternidad y encuentra la solución en un procedimiento imposible: dar marcha atrás a un proceso de gestación sin que esto represente dañar a la criatura. El acontecimiento fantástico que se presenta en el cuento de Schweblin remite a procedimientos existentes, como el congelamiento de óvulos y embriones, pero ninguno de estos procesos corresponde con exactitud con lo propuesto en el texto: el congelamiento de óvulos consiste en refrigerar ovocitos sanos en un laboratorio con la finalidad de ser fecundados en un futuro; y el congelamiento de embriones es una técnica consiste en preservar óvulos ya fecundados para ser implantados en el útero en otro momento. El proceso que se lleva a cabo en el relato no consiste en poner en pausa alguna de las etapas de gestación, sino en revertir el desarrollo del feto mediante un proceso que poco o nada tiene que ver con la medicina o la ciencia como la conocemos, hasta que se convierta en algo menos que una mórula y meterla dentro de un frasco de vidrio en un refrigerador casero.

Las teorías actuales de lo fantástico se han dedicado a buscar en los cuentos más recientes elementos que permitan definir y delimitar lo fantástico después del desarrollo que el género tuvo en Latinoamérica, principalmente a partir de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. De acuerdo con lo anterior, considero que el relato “Conservas” y otros de Pájaros en la boca, se encuentran más próximos a la propuesta de lo fantástico de la cuentística de Julio Cortázar, ya que tanto éste como Schweblin proponen una relación híbrida, compleja y contradictoria entre la realidad y lo irreal. En su estudio “Lo fantástico y sus fronteras en Julio Cortázar”, Joseph Tyler define los cuentos del autor argentino de la siguiente manera: “Es un espacio textual donde el mundo es otro por sus misterios, por sus insólitas ocurrencias inspiradas por una extraordinaria imaginación. Lo extraordinario sucede centrado allí mismo donde lo fantástico se cuela en el ámbito de lo real a través del intersticio, es decir, por una ruptura” (Tyler, 2003, p. 261). Tyler toma como ejemplo uno de los cuentos que más aparecen en las antologías de relatos fantásticos: “Axolotl”, pues en este relato se narra la metamorfosis de un ser humano a un ajolote; dicha transformación sólo es posible mediante una fisura en el plano de lo real, y esa fisura, puntualiza Tyler, es el modus operandi o la estrategia narrativa que definirá los textos de Cortázar que se circunscriben en lo fantástico (Tyler, 2003, p. 263) y uno de los procedimientos que también se encuentran dentro de la narrativa breve de Samanta Schweblin, en los textos de ambos autores se manifiesta la posibilidad de que suceda lo imposible y que esto conviva con los códigos de la realidad.

Uno de los elementos que se conserva desde los primeros planteamientos de la caracterización de lo fantástico es la vacilación que debe de existir en torno al hecho anormal, pero las nuevas teorías insisten que esta vacilación supera los límites del texto para llegar al lector:

 

[…] lo fantástico se caracteriza por proponer un conflicto entre nuestra idea de lo real y lo imposible. Y lo esencial para que dicho conflicto genere un efecto fantástico no es la vacilación o la incertidumbre sobre la que muchos teóricos (desde el ensayo de Todorov) siguen insistiendo, sino la inexplicabilidad del fenómeno y dicha inexplicabilidad no se determina exclusivamente en el ámbito intratextual sino que involucra a propio lector. Porque la narrativa fantástica –conviene insistir en ello– mantiene desde sus orígenes un constante debate con lo real extratexual: su objetivo primordial ha sido reflexionar sobre la realidad y sus límites, sobre nuestro conocimiento de esta y sobre la validez de las herramientas que hemos desarrollado para comprenderla y representarla (Roas, 2011. p. 31).

 

En el caso del mundo textual del relato “Conservas”, es posible que esta mujer pueda poner pausa a su embarazo; el lector, por otro lado, se enfrenta ante algo que es imposible de acuerdo con la realidad fuera del texto; en términos sencillos, no es posible pausar el desarrollo de un embarazo en el mundo real, y es en este juego entre lo textual y lo extratextual donde se produce lo fantástico. El crítico español David Roas lo explica de la siguiente manera:

 

[…] los motivos que componen el universo de lo fantástico son expresiones que, ante todo, buscan trasgredir esa razón homogeneizadora que organiza nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Porque el relato fantástico sustituye la familiaridad por lo extraño, nos sitúa inicialmente en un mundo cotidiano, normal (el nuestro), que inmediatamente es asaltado por un fenómeno imposible –y como tal, incomprensible–, que subvierte los códigos –las certezas– que hemos diseñado para percibir y comprender la realidad (Roas, 2011, pp. 14-15).

 

Para Campra, dentro de la literatura, lo fantástico es la construcción de un mundo con sus propias leyes, y en el texto se crea una interacción entre las convenciones literarias y sociales teniendo a la trasgresión como un eje fundamental para su funcionamiento (Arán, 2004, p. 21). En ese sentido, y siguiendo la lectura de la creación de mundos posibles dentro del espacio escritural, Pampa Arán concuerda con la definición de Rosalba Campra, quien afirma que el género fantástico es “el escándalo de la razón” pues: “la existencia de fronteras se afirma y se niega simultáneamente tanto a nivel semántico como enunciativo, y las condiciones en las cuales la transgresión tiene lugar se configuran para el lector como nuevos desafíos” (Arán, 2004, p. 11). Claro que, para que haya un choque entre el mundo propuesto dentro del relato fantástico y la concepción de la realidad del lector, es necesario que el mundo escritural construido por aquél mantenga similitudes con su contexto; de este modo, puede manifestarse el choque entre fantasía y realidad: “Lo fantástico evoca lo terrible, pero en un contexto social determinado” (Arán, 2004, p. 13); tomando en cuenta lo anterior, no es casualidad que el procedimiento de reversión del embarazo que se presenta en el cuento de Schweblin remita a algunos procedimientos médicos existentes.

También es necesario hacer énfasis en que la salida que encuentra la protagonista es un intermedio entre lo posible y lo imposible. Sea cual sea el adjetivo que se le quiera dar a este procedimiento, por el nivel de ambigüedad del cuento, es indudable que éste no se ajusta a los parámetros de realidad del lector ni a alguna disciplina médica o científica.

El Dr. Weissman es un personaje particular del que no se puede inferir si es un médico o una especie de curandero o chamán. El apellido del doctor: Weissman tiene similitudes en su escritura con el idioma alemán, las dos posibles traducciones serían: hombre blanco (weiß  mann) u hombre sabio (weise mann). Desde el nombre, Schweblin ya juega con la posibilidad de poder plantear un discurso que se encuentre entre los límites de lo científico y lo alternativo pues resulta común que en el lenguaje coloquial a los médicos se les denomine como “hombres de blanco”; mientras que “hombre sabio” remite a las personas encargadas de curar enfermedades en poblaciones pequeñas y que pertenecen por lo general al ámbito rural. La presencia de seres parecidos a brujos es recurrente en la escritura de Schweblin; conviene destacar la relación que existe entre el Dr. Weissman con la “mujer de la casa verde”, un personaje de la nouvelle Distancia de rescate (Almadía, 2014). En ese último texto, la protagonista –quien también es madre– sólo puede salvar a su hija de una aparente intoxicación con la intervención de una mujer misteriosa que remite a la figura de la bruja. Carla, amiga de la protagonista, le recomienda a Amanda llevar a su pequeña hija Nina con esa mujer y menciona: “Ahí vamos a veces los que vivimos acá, porque sabemos que esos médicos que llaman desde la salita llegan varias horas después, y no saben ni pueden hacer nada de nada. Si es grave vamos a lo de ‘la mujer de la casa verde’” (Schweblin, 2014, p. 24). Al igual que en “Conservas”, lo que no se puede arreglar o a lo que no ha dado solución la medicina con sus métodos científicos, es atendido por otros procesos, como la canalización de la energía de las personas para “curarlos”:

           

–No es una adivina, ella siempre lo aclara, pero puede ver la energía de la gente, puede leerla.

–¿Cómo que puede “leerla”?

–Puede saber si alguien está enfermo y en qué parte del cuerpo está esa energía negativa. Cura el dolor de cabeza, las náuseas, las úlceras de la piel y los vómitos con sangre. Si llegan a tiempo, detiene los abortos espontáneos.

–¿Hay tantos abortos espontáneos?

–Dice que todo es energía.

–Mi abuela siempre lo decía.

–Lo que hace ella es detectarla, detenerla si negativa, movilizarla si es positiva. Acá en el pueblo la consultan mucho, y a veces viene gente de afuera. Los hijos viven en la casa de atrás. Son siete hijos, todos varones. Se ocupan de ella y de todo lo que ella necesite, pero dicen que nunca entran a la casa (Schweblin, 2014, p. 24).

 

Si, como mencioné en párrafos anteriores, el choque entre lo que el lector considera real y lo que sucede dentro del texto es un elemento propicio para que se produzca lo fantástico, el procedimiento utilizado para la reversión del embarazo podría también ser un recurso que remita a este género, pues éste se encuentra en los límites de lo científico. Siguiendo con las ideas de Pampa Arán: “enfatizar la oposición con el mundo conocido e incorpora anomalías y excesos que toma de otros discursos sobre el comportamiento humano provenientes de los sistemas filosóficos, religiosos, morales y científicos, especialmente” (Arán, 1999, p. 27). En ese sentido considero que el empleo de un personaje que se encuentra entre lo científico y lo alternativo, al igual que el procedimiento de “control de la energía” que se lleva a cabo para la reversión del embarazo, es un elemento textual que justifica la inscripción de este relato dentro de lo fantástico.

            Es así que Schweblin se apoya en la estrategia narrativa y los recursos de la literatura fantástica para ofrecer una visión de la maternidad donde es la propia madre que narra sus conflictos y los resuelve mediante un proceso que deja al lector en las fronteras difusas de una realidad que, al menos en el texto, se expande para alcanzar lo imposible.

           

 

 

Bibliografía

Schweblin, S. (2009) Pájaros en la boca. México: Almadía.

________________.  (2014). Distancia de rescate. México: Almadía.

Arán, P. (1999). El fantástico literario. Apuntes teóricos. Córdoba: Narvaja Editor.

 

___________. (2004). La construcción del fantástico literario, Lecturas y electuras. En Morales Ana María y Sardiñas José Miguel (ed.) Odiseas de lo fantástico. México: CILF.

 

Domínguez, N. (2007). De dónde vienen los niños. Maternidad y escritura en la literatura argentina. Rosario: Beatriz Viterbo Editora.

 

Roas, D. (2011). Tras los límites de lo real: una definición de lo fantástico. Madrid: Páginas de espuma.

 

Tyler, J. (2003). Lo fantástico y sus fronteras en Julio Cortázar. En Lo fantástico y sus fronteras (pp. 259-270). Puebla: BUAP.

 

Hemerografía

Nash, M. (2007). Identidades de género, mecanismos de subalternidad y procesos de emancipación femenina. Revista CIDOB. Lo intercultural en acción, identidades y emancipaciones, (73-74), pp. 39-57.

 

Cibergrafía

 

Chamy, C. (2015). Samanta Schweblin, la autora que dejó de hablar porque le frustraba el lenguaje. BBC. (2015) 14 mar 2016. <http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151026_hay_festival_entrevista_argentina_samanta_schweblin>

 

Méndez, M. (2015). Samanta Schweblin: «La familia es la primera gran tragedia con la que crecemos». Infobae.. 14 mar 2016. <www.infobae.com/2015/08/30/1751809-samanta-schweblin-la-familia-es-la-primera-gran-tragedia-con-la-que-crecemos>

 

 Rabí, A. (2016) .Samanta Schweblin: una narradora de lo extraño. Ojo Público 14 mar 2017. <https://ojo-publico.com/332/samanta-schweblin-una-narradora-de-lo-extrano>

 

Tinoco, P. (2013). Samanta Schweblin: lo fantástico de la realidad. Vice. 20 feb 2016. <https://www.vice.com/es/article/samanta-schweblin-lo-fantastico-de-la-realidad>

 

 



[1] Universidad Autónoma Metropolitana, mashelix@hotmail.com