Castañeda García, Rafael y Ruiz Guadalajara, Juan Carlos (coordinadores). (2020). Africanos y afrodescendientes en la América Hispánica Septentrional: Espacios de convivencia, sociabilidad y conflicto. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis, Red Columnaria

 

Javier Salgado Ocampo[1]

https://orcid.org/0000-0001-6286-0960

 

Recibido: 2020-06-07

Aceptado: 2020-10-05

 

Si bien es cierto que en los últimos años la edición, publicación y difusión de libros digitales es una práctica habitual en el mundo editorial y universitario que pretende acercar el material a un mayor número de lectores, en México, al menos desde hace poco más de un año, a raíz de la pandemia de covid-19, distintas instituciones e investigadores que en ellas laboran liberaron al mundo digital viejos y nuevos títulos. Desde las plataformas oficiales y redes sociales se dieron a conocer las novedades, una de ellas fue Africanos y afrodescendientes en la América Hispánica Septentrional: Espacios de convivencia, sociabilidad y conflicto. Este trabajo reunió a dos docenas de investigadores de México, Estados Unidos y Francia en dos tomos divididos en seis secciones temáticas.

En la primera sección, titulada “Demografía y mestizaje”, se encuentran capítulos de Chantal Cramaussel, Frank Trey Proctor III, Tomás Dimas Arenas Hernández, Jorge Victoria Ojeda y Maira Cristina Córdova Aguilar. La segunda, “¿Herejes de color? Actitudes y mentalidades”, incluye los trabajos de Rodrigo Salomón Pérez Hernández y Javier Villa-Flores. Bajo el titulo de “Religiosidad popular y cofradías”, la tercera y última sección del primer tomo incluye las reflexiones de Juan Carlos Ruiz Guadalajara, Estela Roselló Soberón, Georgina Indira Quiñones Flores y de Pablo Miguel Sierra Silva.

Por su parte, en el tomo dos se agruparon en el apartado “Imaginarios y representaciones culturales” las investigaciones de Jean-Paul Zúñiga, Rafael Castañeda García y Carmen Bernand. Enseguida, en “De la convivencia al conflicto”, aparecen los análisis de Soizic Croguennec, Sandra Nancy Luna García, Juana Patricia Pérez Munguía, Isabel M. Povea Moreno y de Luis Juventino García Ruiz. La obra concluye con “Debates e historiografía”, que agrupó a Lourdes Mondragón Barrios y Sebastián Gómez Llano, Joana Cecilia Noriega Hernández, María Elisa Velázquez y Bernard Vincent. Hasta aquí lo que respecta a las autoras y autores que forman parte del libro coordinado y editado por Rafael Castañeda y Juan Carlos Ruiz. En este punto es preciso anotar un aspecto relevante de la edición, y es que en una sola sección se incluyeron los archivos, bibliotecas y bibliografía general consultada en cada capítulo, misma que servirá de guía para las personas que recién se acerquen a los temas relacionados con los afrodescendientes entre los siglos XVI y XVIII.

A lo largo de los dos tomos se encontrará la diversidad de lugares de estudio, y por lo tanto de fuentes, que van del Norte al Sur, variedad de miradas y nuevas preguntas sobre temas conocidos y originales, por lo que encontraremos un aire de frescura en las páginas del libro, y en algunas ocasiones provocaciones e invitaciones intelectuales, como mencionaré más adelante. A pesar de ello, cuando se trata de poblaciones afrodescendientes, libres y esclavas, todavía en la historiografía reciente persiste la necesidad de visibilizar a este sector poblacional, pues como bien lo titulan los coordinadores en su introducción es una “interminable búsqueda de los antepasados”. La tarea no es fácil. El estudio de la negritud es un camino ya andado, que en México tiene como referente a Gonzalo Aguirre Beltrán con La población negra de México, que tuvo su primera edición en 1946. A lo largo de todos estos años varios trabajos nacionales y extranjeros contribuyeron a llenar vacíos temáticos y renovar muchos otros más, como quedó señalado en Afroméxico. En ese libro Ben Vinson III y Bobby Vaughn hicieron sus reflexiones historiográficas y antropológicas al respecto, por lo que en sus páginas se plasmaron casi todos los trabajos realizados hasta el 2004. De lo anterior resulta que, en la introducción, los coordinadores hicieran un estado de la cuestión en el que tomaron como punto de partida este libro y abarcaron hasta el año 2019.

El esfuerzo de Castañeda García y Ruiz Guadalajara para reunir a tantas autoras y autores en un solo libro se constituirá en un faro para conocer algunas de las más recientes investigaciones de temática afro. Un punto que se quiso dejar claro en la introducción es que las pesquisas mexicanas no están determinadas por la academia estadounidense, que entre otros ejes de análisis veía la resistencia como un elemento clave. Para los coordinadores de la obra es clara la influencia de corrientes europeas, mismas que ponen énfasis en la negociación como una categoría de vital importancia en el estudio de la población de origen africano y afrodescendiente, libres y esclavos.

Las personas con ascendencia africana tuvieron vidas marcadas por el color de la piel, el sexo, la edad, la personalidad o carácter, incluso por discapacidades, por el lugar de vivienda, y demás variables que les dieron acceso a cierto tipo de vida, de buenos o malos tratos por la sociedad en la que vivieron. Al respecto Juana Pérez (p. 582) escribió que no había una exclusión total, que aquella “era una sociedad incluyente tanto en la legislación en términos de ventajas y desventajas”. Sin embargo, como señaló María Elisa Velázquez (p. 726), “la desigualdad y la injusticia social prevalecieron”, empero “existieron oportunidades de movilidad y de intercambio, sin que el color de la piel fuera un estigma insalvable”. Con estas dos referencias se recalca que, aunque en la legislación existió un espacio de acción para los negros y sus descendientes, en la práctica hubo situaciones conflictivas y desiguales, aunque aquello no significaba estar en un extremo u otro.

En la gama de grises, entre un polo y otro, estuvo la negociación en los espacios de convivencia, en la sociabilidad, y por supuesto hubo conflictos que reflejaron un momento en el que negociar resultaba difícil o imposible. Justo en el punto anterior es donde se encuentran los capítulos del libro, en ellos hay ejercicios de intersección entre distintas características de las personas y poblaciones que las hacían únicas, o dicho de otro modo, fueron excepciones normales.

Entre las temáticas de los capítulos destacan las mujeres, el género y los niños, por mencionar sólo algunas, además nuevas formas de interpretar las relaciones matrimoniales o con las amas y amos, sin mencionar el propio vínculo con otros miembros de la sociedad (relaciones interétnicas), corporaciones e instituciones. Al respecto es oportuno señalar varias propuestas de análisis insertas en los dos tomos de esta obra. El primero, como quedó claro, es el uso de la negociación (p. 21) en varios sentidos, uno de ellos el de la obediencia, a los amos, a las instituciones o a las convenciones sociales. Segundo, la “exclusión social” (p. 40), que fue un reflejo del comportamiento y prácticas sociales, más que de normas o leyes escritas.

Una de las vetas que fue señalada por Croguennec fue la “afirmación como personas” de las personas esclavizadas, que se veía reflejada en diferentes tácticas a través de las cuales hombres y mujeres sujetas a la esclavitud intentaron dejar de ser objetos para posicionarse como humanos. Finalmente, algunas de las propuestas de Sierra Silva (pp. 385-386) resultan interesantes y provocadoras: ver algunos elementos de honor que fueron relacionados con mujeres afrodescendientes, de manera que se constituían en personajes importantes de sus comunidades. Con relación a una posición superior respecto de las demás personas, el autor propone estudiar una “élite afrodescendiente”, que de entrada era un sector reducido de la población parda y morena que analizó y que cumplía con ciertas características como la posesión de bienes y sobre todo de capital cultural y simbólico.

Las propuestas mencionadas, y muchas otras más insertas en los dos tomos que conforman la obra, como escribió en su estado de la cuestión para la Oaxaca colonial Joana Cecilia Noriega (p. 691), “contribuyen a nuestra comprensión, pero también señalan los caminos, las ausencias, las repeticiones, las posibilidades y asimismo los logros conseguidos”. En este sentido, y sin dudarlo, considero que las perspectivas teóricas y metodológicas de las autoras y autores se constituyen en elementos clave para el análisis de la población afrodescendiente entre los siglos XVI y XVIII de la llamada América Hispánica Septentrional.

 



[1] El Colegio de San Luis, javiersalgado.oc@gmail.com