Otra
vuelta al siglo XIX mexicano.
González
Pedrero, Enrique (2016, 2015, 2017). País
de un solo hombre: el México de Santa Anna. México: FCE.
Alejandro Ramos Ortiz[1]
https://orcid.org/0000-0001-8004-9995
Enrique González Pedrero es un politólogo y político mexicano (Tabasco, 1930)
reconocido como traductor, ensayista, editor (ex director general del Fondo de Cultura
Económica) y también por su trayectoria política y diplomática: dirigente del
PRI, gobernador de Tabasco, senador de la república y embajador en España. Además,
por haber sido docente y director de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM, por lo que es
pertinente comentar, ahora que el Gobierno de México[2] conmemora el “2021, Año de
la Independencia”, diversos aspectos de este estudio histórico que es una
exhaustiva y larga investigación; documentada y acuciosa sobre Antonio López de
Santa Anna y tres cuartas partes del siglo XIX mexicano, cuya historia se
muestra tan indeleble y renuente al olvido.
País
de un solo hombre: el México de Santa Anna[3],
es un ensayo histórico en el que, en
tres volúmenes y más de dos mil páginas, se ha transitado por materiales de
archivo, hemerografía y múltiple bibliografía, mirando desde la historia
política, la sociohistoria, la biografía, el análisis
epistolar y la recopilación y curaduría de cierta iconografía de varias décadas
del fecundo, esperanzador y traumático siglo XIX mexicano.
En el volumen I. “La ronda de los contrarios”, el
tiempo transcurre de fines de la borbónica colonia de la Nueva España (López de
Santa Anna, nace en Jalapa, Veracruz en 1794) a los primeros años de la
Consumación de la Independencia (1821-1829). El espacio será diversas regiones
socio históricas en algo más de cuatro millones de kilómetros cuadrados,
llamadas en conjunto, primero Nueva España, luego Imperio Mexicano y, al final,
República de los Estados Unidos Mexicanos.
El personaje central será el militar realista de
trayectoria vertiginosa, Antonio López de Santa Anna quien, de origen criollo e
integrante del corporativo militar desde muy joven, señoreó ese tiempo y
espacio y, de acuerdo a su interés y posibilidades, participó en las
intenciones iturbidistas para consumar la independencia del trono español,
construyendo paulatina pero decididamente una pragmática trayectoria político
militar que lo llevó, oponiéndose a Iturbide, a lo más alto del poder político
y la fama pública en una década, convirtiéndolo en el “Héroe de Tampico” al
derrotar la invasión española de Isidro Barradas y de acuerdo a los numerosos
testimonios de la prensa de la época (1829-1838) se irá configurando la imagen
de un héroe y la construcción de una ficción como ha mostrado, con detalle y
precisión, María Herrerías Guerra en uno de los más recientes libros que se
ocupan de Santa Anna.[4]
En el volumen II, “La sociedad del fuego cruzado,
1829-1836”, además de ahondar sobre Santa Anna como actor político principal e
insistir sobre la existencia de dos poderes corporativos al parecer
omnipotentes: la iglesia y el ejército, resistentes a los nuevos tiempos, se
hace una rápida descripción de las personalidades fundamentales que influyeron
en el desarrollo de los acontecimientos sucedidos en ese periodo, cuyas ideas y
acciones dieron pauta a la confrontación que duraría décadas (¿siglos?): Agustín
de Iturbide, Vicente Guerrero, Valentín Gómez Farías, Anastasio Bustamante, José
María Luis Mora, Lucas Alamán, J.R. Poinsett, Lorenzo
de Zavala, Carlos María de Bustamante, Juan Álvarez, José María Tornel, Manuel Mier y Terán, Manuel Eduardo de Gorostiza[5].
Son años complicadísimos: hegemonía cultural del
clero y del ejército, golpes de estado, irrupción de las clases emergentes, las
logias, aparición de las regiones en la política nacional; intromisión de
intereses extranjeros, Constitución Federal de 1824, el gobierno de Guadalupe
Victoria, el fusilamiento de Vicente Guerrero en 1831, la vicepresidencia de
Gómez Farías y sus reformas liberales, la Constitución (centralista) de las
siete leyes, el Supremo poder conservador, la rebelión federalista de
Zacatecas, la Guerra de Texas: el Álamo, la derrota de San Jacinto, la prisión
de Santa Anna (la entrevista con Jackson) en los que los líderes políticos y
sus grupos: yorquinos contra escoceses, centralistas
contra federalistas –en inagotable, polarizado y fratricida pleito– convocaban,
ante la incapacidad de su actuación, el recurrente e indefectible regreso de
Santa Anna.
En el Vol. III, “El brillo de la
ausencia”, concluye el recorrido histórico del controvertible personaje que
vivió varios años en el exilio. Para González Pedrero, Santa Anna es una figura
(una personalidad política) central para entender el caótico periodo 1821-1876,
marcado por una serie de conflictos políticos, económicos y sociales que
llevaron a México a enfrentar diplomáticamente el reconocimiento del país; las
disputas y presiones de las potencias extranjeras (ataque a Veracruz por los
franceses) y la guerra de intervención de los EE.UU
en nuestro país, que llevó a perder gran parte del territorio de la República
de los Estados Unidos Mexicanos e instalar la dictadura, pero sin quererlo,
preparó a la segunda generación de liberales
(las clases emergentes) para lo que será la formación del incipiente
Estado y la nación mexicana de esos años, una vez que triunfa el Plan de
Ayutla; se promulga la Constitución de 1857, se triunfa en la Guerra de Reforma
sobre los conservadores y se derrota al Segundo Imperio en 1867, imponiendo los
liberales su hegemonía a los conservadores, hasta la llegada del porfiriato.
Destaca cómo, en este trabajo, González Pedrero,
pone en el centro, la trayectoria y circunstancia de Antonio López de Santa
Anna, personaje tan debatido y decisivo para la historia de México en momentos
que, como ahora, el papel de los medios y los intereses creados, la
personalidad de los políticos, la discusión política y el proyecto de país,
está tan crispante, polarizada y beligerante, aunque sin confrontación bélica, como
en muchos de esos años del siglo XIX.
La historia política contenida en el ensayo
histórico País de un solo hombre. El
México de Santa Anna permite, por la gran cantidad de insumos que contiene,
hacer una muy breve reflexión sobre la cultura política de la élite mexicana de
esos años y observar cómo algunos rasgos se han arraigado, conservado y
permanecen, mutatis mutandis, hasta
estos tiempos de la Cuarta Transformación, donde una nueva versión de
“liberales” y “conservadores” se disputan el control de la narrativa política, el
proyecto de nación y el favor y el fervor de los electores en 2021, a
doscientos años de la Consumación de la Independencia.
El concepto de cultura política ya forma parte del
vocabulario cotidiano de nuestra vida política y se han realizado diversos estudios
históricos e historiográficos que nos permiten ubicarla ya en el México de
inicios del siglo XIX. Con esta perspectiva[6] es posible analizar la
información e ideas aportadas en este trabajo de González Pedrero.
En “La ronda de los contrarios”, volumen I, se pueden
observar y entender con claridad los momentos, ritmos e importancia
que tuvo la transición del régimen colonial al republicano, en la vieja colonia
y el joven país, integrado por una cultura criolla dominante que interactuaba
con clases medias ilustradas emergentes, intereses extranjeros y comunidades indígenas
en tensión permanente, pero predominaban las élites.
En
este estudio histórico de González Pedrero, se puede observar el proceso
complejo, de avance y retroceso, en la construcción de la emancipación del colonialismo,
así como en la edificación del republicanismo (centralista o federalista),
donde surgen diversas expresiones y estrategias empleadas por el grupo
gobernante (clero y ejército), las clases emergentes (empresarios y
profesionales liberales), los pueblos (comunidades indígenas) y las regiones para
proteger, instaurar o restablecer elementos del antiguo o nuevo régimen; instituir
una monarquía criolla o innovar con la constitución de un régimen republicano.
Al
leer esta investigación, de alguna manera, nos podemos percatar con precisión
cómo la sociedad mexicana actual deviene y posee una cultura política heredada y
transformada por la historia contemporánea en la que con claridad se observan
elementos que la adscriben como autoritaria o democrática (o autoritaria con
pretensiones democráticas), en la que invariablemente hay elementos entramados
y mezclados que son fundantes, como el concepto de criollismo (como lo ha
definido Edmundo O’Gorman[7]) que, formado como
nacionalismo criollo en el siglo XVII y XVIII, imperó en el siglo XIX y
desvanecido, metamorfoseado y sublimado en el siglo XX aún permanece latente y,
como resabio, en el siglo XXI, en algunos rasgos de la élite dominante, como lo
ha evidenciado el debate sobre el racismo, la discriminación y el clasismo en México, que se ha abierto desde al menos
un lustro.[8]
Por último, se
debe señalar que este trabajo de Enrique González Pedrero, además, invita a la
lectura por los siguientes motivos:
1) Para los curiosos
y los que se inician en el estudio de la historia de México en el siglo XIX y
para los estudiosos e investigadores de la historia política de ese siglo, sin
duda esta obra representará aportes, así como también puede ser atractiva para los
interesados en la vida y obra de este político, ya que es el primer trabajo de
corte histórico de un político con larga trayectoria en la docencia, la
academia, en el medio editorial y en la política mexicana de la última mitad
del siglo XX, que había publicado fundamentalmente ensayos de corte sociológico
y politológico, pero que señala que hizo esta investigación histórica para
entender mejor la praxis de la política
mexicana.
2) País de un solo hombre, se realizó con
apoyo institucional de la UNAM; trabajo colectivo e investigación de casi 25
años, cuya publicación de sus volúmenes ha sido dilatada: 1993, 2003 y 2017. Del
inicio de la investigación, a la publicación del Vol. III, transcurrieron 40
años, lo que se puede considerar una rareza de un esfuerzo de investigación y de
programación editorial.
3) Destaca el
cuidado –curaduría– de la voluminosa edición que consta de más de dos mil páginas
y que incluye: guardas con cartografía de la época, láminas con reproducciones
de retratos, paisajes, estampas y litografías de la época, además de Índice
analítico y onomástico y una detalladísima relación de documentación de
diferentes archivos consultados, cronologías, hemerografía y bibliografía, conjunto
al que ya no se le puede designar a la ligera como mamotreto. En el lapso mencionado,
esta publicación ha tenido dos formatos (pasta dura) y los primeros volúmenes,
varias reimpresiones y cuenta con edición digital.
4) Esta obra
nos muestra que Antonio López de Santa Anna sigue vigente, si bien murió con
carencias económicas, casi en el olvido y no se le ha dejado de tener presente
en la historia política mexicana, su figura y legado permanece para bien y para
mal, pues además de la extensa bibliografía (siglo XIX y XX) sobre el caudillo
referida por González Pedrero, se debe señalar que en la última década han
seguido apareciendo trabajos importantes como el de Will Fowler
sobre el controvertido personaje y su época.[9]
5) Pudiera
pensarse que este político de pulida formación académica con trayectoria,
primero, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) del que fue dirigente
(IEPES) y luego en el Partido de la Revolución
Democrática (PRD), quiso en el último tramo de su vida, sin mencionarlo,
realizar un estudio e investigación del siglo XIX mexicano, tan sólido y fundante
como el realizado por su admirado mentor Jesús Reyes Heroles, a quien se le
debe la seminal historia política del siglo XIX titulada El Liberalismo Mexicano.[10]
6) Junto con El Liberalismo Mexicano arriba
mencionado y México: el trauma de su
historia, obra de Edmundo O’Gorman ya referida,[11] País de un solo hombre: el México de Santa Anna, es imprescindible
para tratar de entender el siglo XIX mexicano desde este siglo XXI.
[1] Investigador independiente, raoa580104@gmail.com
[2] La resonancia del siglo XIX llega al siglo XXI, en
un presente expandido, desdoblado –muy jaloneado en los últimos tiempos– pues
sus referencias y alusiones e impronta están presentes y sobresalen en la
narrativa del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya desde sus
tiempos de universitario, pues es conocida su predilección y referencias de
temas históricos vinculándolos al presente, lo que ha continuado, ya como
presidente, en sus comparecencias cotidianas desde finales de 2018. Quizá lo
anterior llevó a que el Honorable Congreso de la Unión decretara, al 2021,
como” Año de la Independencia” (así, a secas), instruyéndose a las
dependencias y entidades de la Administración Pública
Federal para que, durante el año 2021, en toda la documentación oficial
se inscriba la leyenda: "2021: Año de la Independencia",
estableciéndose además un programa de actividades para conmemorarlo, donde
participarían el poder legislativo y el poder judicial. El programa es diverso
e incluye 15 actividades de las cuales 5 son alusivas al final de la lucha de
independencia, incluyendo la consumación: 14 de febrero: 190 aniversario luctuoso de
Vicente Guerrero; 24 de febrero: 200
años de la Promulgación del Plan de Iguala. Día de la Bandera; 24 de
agosto: 200 años de la Firma de los Tratados de Córdoba; 15 de
septiembre: Grito de
Independencia; 16 de septiembre. Desfile
cívico militar; 27 de septiembre: 200
años de la Consumación de la Independencia. Ver Decreto por el que se declara
al 2021 “Año de la Independencia”. DOF del 29 de diciembre de 2020 y
también: Comisión Presidencial para la Conmemoración de Hechos, Procesos y Personajes
Históricos de México, en https://www.gob.mx ›
conmemoraciones.
[3] González Pedrero,
Enrique. País de un solo hombre: el
México de Santa Anna. Volumen I. "La ronda de los contrarios".
México: FCE. Primera edición, 1993. Tercera
reimpresión, 2016. 684 pp. Volumen II. "La sociedad del fuego cruzado
1829-1836". México: FCE. Primera edición 2003.
Segunda reimpresión, 2015. 852 pp. Volumen III. "El brillo de la
ausencia". México: FCE. Primera edición, 2017.
494 pp. Todos los volúmenes con cartografía, láminas, Índice analítico y
onomástico, Índice de láminas, Cronología, apéndices y anexos.
[4] Ver: Herrerías
Guerra, M. (2013). El Hércules
Zempoalteca. La construcción de una ficción. México: UAM
Azcapotzalco inserta
[5] Estos dos últimos, muestra y describe González Pedrero, fueron
personalidades sorprendentes, por su dignidad, entereza y amor a ese país
convulso que ya se llamaba México y que han sido poco estudiados por los
historiadores del siglo XIX mexicano. Ahora que los estudios biográficos
vuelven a ser revalorados vale la pena señalar que en el semestre
julio-diciembre de 2019, en la revista Fuentes
Humanísticas, UAM Azcapotzalco, en el Vol. 31
Núm. 59: ¿Una nueva concepción de la biografía?, se publicó el texto de Will Fowler “Las ventanas de la biografía. Reflexiones
personales”. Ya en la Revista Secuencia (número
100, ene-abr 2018) del Instituto
Mora, de Fowler, se había publicado “En defensa de la
biografía: hacia una ‘historia total’. Un llamado a la nueva generación de
historiadores del siglo XIX mexicano”.
[6] Nos referimos al
concepto introducido en la obra de Almond, G y Verba, S.
(1963). The Civic Culture. Political Attitudes and Democracy
in Five Nations. Princeton University
Press. Para
los aspectos generales del concepto, véase: Jerónimo Romero, S. y Hernández
Fuentes, M. A. (2014) Cultura Política a
debate. Pasado y Presente. México. Córima Books, UAM-Azcapotzalco. Para un
caso particular, véase Guardino, P. (2009). El tiempo de la
libertad. La cultura política popular en Oaxaca, 1750-1850, México, El
Colegio de Michoacán, El Colegio de San Luis, Universidad Autónoma Benito
Juárez de Oaxaca, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Honorable
Congreso del Estado de Oaxaca.
[7] El criollismo es un concepto denso que en
México ha sido estudiado por diversos autores entre los que destaco a Edmundo O’Gorman, David Brading, Solange
Alberro, Octavio Paz, Jacques Lafaye, entre otros. Para
Edmundo O´Gorman, el criollismo es el hecho concreto en que encarna nuestra idea del ser de la Nueva España y de su historia,
pero ya no entendido como mera categoría racial o de arraigo domiciliario ni
tampoco como un “tema” más de la historia colonial, sino como la forma visible
de su interior dialéctico y la clave del ritmo de su desenlace. O´Gorman, E. (1970) Meditaciones
sobre el criollismo, CONDUMEX, que es su discurso de ingreso a la Academia
Mexicana de la Lengua en 1969.
[8] Esa actitud del criollo, ese
criollismo, (esto lo digo yo) será lo que también O’Gorman
conceptualizará y denominará (que trascenderá) como la supervivencia política novo-hispana
(monarquismo, providencialismo católico, raíces en la colonia, conservadurismo
–la reacción para el pensamiento liberal radical–). Esta disposición que
pervivirá combativa durante todo el siglo XIX y ya derrotada por el liberalismo
de la república; disminuida, pero vigente a partir del porfiriato, se
acomodará en la élite dominante de
finales del siglo XIX y principios del siglo XX y después de la eclosión de la
revolución 1910-1940 –al principio golpeada, agazapada y en retirada– no perderá todos los espacios de poder, y ya
modernizada y sensibilizada por el “capitalismo de cuates” durante la segunda
mitad de aquel siglo, expresará su rebeldía y despertar en el último tercio. Ya
como resabio de la cultura política de cierta élite mexicana pero también de
gran parte de la sociedad, durante los dos primeros sexenios del siglo XXI, sus
representantes ocuparán la presidencia de la república, a través del Partido
Acción Nacional y sus candidatos Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón
Hinojosa, y en creciente simbiosis se expresará, también, en el gobierno de
Enrique Peña Nieto, por toda la imagen y propuestas aspiracionales que
representó y representa, en una sociedad mexicana que mayoritariamente confía
en el ejército, en la iglesia y en la familia.
[9] Aunque la
pandemia de Covid 19 le puso sordina, todavía resuena
que en 2020 el historiador británico Will Fowler
presentara su libro La Guerra de Tres Años. El conflicto del que nació el Estado
laico mexicano (Crítica, 2020), comentado en el INAH y la Universidad
Veracruzana (UV), lo que llevó necesariamente a recordar su multicitada
obra sobre Antonio López de Santa Anna publicada y divulgada con éxito,
primero, por la UV y recientemente por la editorial Crítica, convirtiéndolo en
uno de los investigadores, de esa etapa del siglo XIX mexicano, más activo, y
publicado en los últimos años de la segunda década de este siglo XXI. Véase: Fowler,
W. (2007). Santa Anna of Mexico.
Lincoln, NE. y Londres: University of Nebraska Press.
Para
la traducción de Ricardo Martín Rubio Ruiz, véase Fowler,
W. (2010). Santa Anna. Xalapa:
Universidad Veracruzana. Para la traducción de Laura Lecuona, véase W. Fowler (2018), Santa
Anna. México: Crítica.
[10] Reyes Heroles, J. El liberalismo mexicano. Tres volúmenes
(1982). México. FCE.
[11] En La supervivencia política novo-hispana.
Monarquía o república, (1967) Edmundo O’Gorman
despacha el principal conflicto de la historia política mexicana de 1821 a
1867, cuando triunfa la república liberal sobre la monarquía y el Segundo
Imperio, pero O´Gorman desarrollará ampliamente y con
detalle esta situación en su libro México.
El trauma de su historia (1977) que es una interpretación de más de siglo y
medio de historia de México, donde da continuidad y profundiza lo expuesto en
la obra arriba citada y destaca el problema de identidad y del ser del mexicano
que se debate entre lo tradicional y lo moderno (lo conservador y lo liberal) y
que tiene raíces muy profundas en el criollismo hispanoamericano y en las ideas
republicanas.